El aumento de la delincuencia juvenil y los casos de menores inculpados en delitos criminales pueden obedecer a distintas causas, como se mencionaba en una edición anterior. Pero para obtener un reflejo de cómo anda la sociedad actual es necesario analizar la realidad y las posibles causas como un todo.
Según la antropóloga social Tahira Vargas, el crimen se ha convertido, en nuestro país, en un hecho cotidiano, lo que representa un grave peligro para los niños. Los niños son como esponjas, aprenden a socializar según los patrones de relaciones sociales en que viven. Si viven en un medio de violencia van a reproducir la violencia. Muchos niños y niñas observan diariamente cómo la policía mata a jóvenes, que pueden ser sus familiares, en horas del día delante de todo el barrio y aprenden que ese es el método para imponer la autoridad. Así lo relatan ellos en entrevistas y grupos focales. Y es que cuando la violencia y la criminalidad se convierten en un hecho rutinario, esta población se vuelve insensible ante la violencia y acumula internamente mucha violencia porque la recibe y no puede responder a ella, dice Vargas.
Muchas aristas. Muchos atribuyen la violencia a la sociedad misma. Sin embargo, para el psiquiatra César Mella, éste es un término muy abstracto, por lo que se enfoca en tres factores importantes: la influencia de los medios de comunicación (televisión, Internet, videojuegos), lo que percibe el adolescente en su entorno y las características de las pandillas.
Lo que esos jóvenes (criminales menores de edad) consumen vía medios de comunicación es pura incitación a la violencia. Observen los juegos electrónicos de los últimos años y su temática, dice Mella refiriéndose a populares videojuegos donde el más violento es el ganador, y cuya influencia en la conducta de los menores ha quedado demostrada en diferentes estudios.
Vargas reconoce la influencia de los medios de comunicación y de los videojuegos, pero señala que hay otros factores como los problemas de pobreza, la marginalidad, la carencia de espacios para actividades deportivas y culturales y la deficiencia del sistema educativo, que conllevan a que niños, adolescentes y jóvenes vean la delincuencia como única oferta de sobrevivencia y ocupación en sus barrios.
Aparentar. Pero además de la necesidad de sobrevivir, los jóvenes parecen responder a un modelo social que les exige verse bien. Muchos sienten la necesidad de lucir como personas de un nivel superior al suyo y sacrifican su integridad y la de los demás para alcanzarlo.
Con pocas vías para conseguir dinero y ascenso social dice Vargas sólo a través de la política, con el ejercicio de corrupción que conlleva, el narcotráfico y las remesas los jóvenes encuentran vías inadecuadas para ascender socialmente y aparentar bienestar.
Los especialistas
Tahira Vargas
Antropóloga social
En otros países
Esta situación no es exclusiva de República Dominicana, sino que aparece en países como Estados Unidos, de Europa y en muchas otras naciones de América Latina como Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México y muchos otros de la región.
Sobre el impacto de los medios en los jóvenes explicó que influyen parcialmente en la sociedad y que la población infantil y juvenil tiende a ser la más vulnerable a las influencias de los medios de comunicación, pero también los grupos de pares, sus amigos y amigas, y su contexto social tienen gran influencia en este grupo poblacional.
César Mella
Psiquiatra
Pandillas
Es preciso considerar la forma en que se manejan las pandillas, especialmente las llamadas naciones, muchas de las cuales imponen el asesinato como ritual de iniciación o como una muestra de valentía y/o fidelidad al grupo. Este movimiento pandilleril está muy bien estructurado y se trata de una subcultura en la que los jóvenes consiguen protección, dinero, solidaridad y reconocimiento a su valentía, dice el psiquiatra César Mella.
Factores sociales
Causas
Según estudios realizados por la antropóloga, la delincuencia juvenil tiene como principales causantes la deserción escolar, la presencia de redes delictivas como mecanismo de sobrevivencia en los barrios, la complicidad de la Policía con las redes delictivas, la ausencia de espacios de recreación y de ofertas educativas técnicas para este sector de la población y la lógica del dinero fácil como estilo de vida en la sociedad dominicana, lo que se fortalece con la corrupción y la impunidad.