Contrario a los permanentes cantos de sirena, a las especulaciones variopintas y pronósticos agoreros provenientes de sus detractores, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se ha establecido en la conciencia nacional de manera duradera, apoyado sobre bases políticas seguras, indestructibles y estables. El PLD es una unión política sólida; bien liderada; practicante de la diversidad social e ideológica; capaz de airear el disenso hasta la confrontación; competente para alcanzar el consenso y eficiente en la conducción del Estado.
Acaba de demostrarlo con la unidad y resultados consensuados desplegados durante la reciente convocatoria de su Comité Central, los cuales han dejado boquiabiertos a críticos y rivales, quienes suelen desgastarse anhelando la escisión, las renuncias y las querellas intestinas del partido de gobierno, pero nuevamente quedaron como “el perico en la estaca”, para citar una expresión campesina.
Aprobadas prácticamente a unanimidad, las primarias abiertas con el padrón de la Junta Central Electoral (JCE), votaciones simultaneas y organizadas por el máximo tribunal; una comisión creada por su Comité Politico encargada de adecuar los estatutos a la nueva Ley de Partidos, reglamento que será refrendado por un Pleno Nacional de Dirigentes el próximo año.
El momento estelar fue escenificado al principio del encuentro del CC, cuando el presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández llegaron juntos al abarrotado salón, y, junto al secretario general Reynaldo Pared, la vicepresidenta Margarita Cedeño y otros dirigentes, alzaron sus manos estrechadas sellando la unidad partidaria, y arrancando la ovación de pie de la concurrencia.
Tras la reunión, Fernández comentó: “Se cayeron los vaticinios de crisis en el PLD por el tema de las primarias. Hoy es un día de gran regocijo para la familia peledeista y para el pueblo dominicano”.
Y, agrego yo, pauta una nueva victoria en el 2020.