La solución de crisis haitiana está en Haití

La solución de crisis haitiana está en  Haití

Desde la caída de los Duvalier se ha planteado que la solución a los problemas haitianos está en manos de las potencias económicas, y se le ha reclamado a Francia que asuma su paternidad, invocando un remoto pasado de relación colonialista, de lo cual probablemente los franceses quisieran echarle tierra y cemento, muy a pesar de que esta nación europea nunca le ha cerrado las puertas a ningún haitiano. Es su lengua, no así su cultura ni sus tradiciones, ni siquiera la piel.

Haití aparece como un trocito africano en el Caribe, en condiciones económicas conocidas por los dominicanos. Su barbarie recorre el mundo, y apenas admitimos cualquier posibilidad de que exista una economía primaria, con empleados y empleadores; de estudiantes y académicos, con una élite intelectual. Dada la naturaleza de los haitianos, y a juzgar por los hechos, ?está esta gente en condiciones de gobernarse? ?Hay políticos y partidos organizados? ?O están todos dispuestos a matarse a palos y machetazos?

Derrumbada la dinastía duvalierista, nuestros vecinos quedaron al descubierto, y pudo observarse una realidad comparable con las condiciones predominantes en nuestro país a raíz de la caída de la dictadura trujillista; pero con claras diferencias, porque el trujillismo se comportó como cualquier dictadura cívico militar, pero jamás traicionó valores que permitieron la reprodución del dinero como fuerza de inversión y dinámica social. Asumimos que Trujillo era el Estado, pero el uso del dinero como capital echó las bases para la evolución de la sociedad dominicana. El duvalierismo arrancó de raíz todo aquello que permite el desarrollo social del individuo, haciendo de Haití una fuente de saqueos y de pandillas que vieron en los bienes y servicios formas de reproducción de los vicios y de la corrupción, inhabilitando la posibilidad de desarrollo de cualquiera de sus ciudadanos.

Ninguno de nuestros historiadores ha negado la intervención extranjera en los acontecimientos posteriores a la muerte de Trujillo; sin embargo, cuando la dictadura entró en su proceso de desarticulación, los dominicanos tuvimos la oportunidad de ofrecer soluciones a los conflictos, lo que no ha logrado Haití, porque ha sido visto como un callejón sin salida, y arrastra un camino inconcluso en busca de su identidad como nación democrática.

Los haitianos pujan hacia la reorganización de su régimen, y es obvio que cualquier haitiano, como el común de los mortales, aspira a elevar su calidad de vida y a un país política y económicamente estable. En la historia de la humanidad nadie, absolutamente, ha luchado para mantenerse eternamente pobre.

Se ha dicho que la diversidad de intereses y de partidos hace casi imposible la convivencia pacífica o de tolerancia de los contrarios. Pienso que la violencia desatada en más de una ocasión es una batalla inconclusa, porque las intervenciones extranjeras imponen soluciones en vez de actuar en calidad de mediadores, promoviendo fórmulas para la discusión entre las partes. Porque, ?qué ocurrió en las primeras elecciones presidenciales, muerto Trujillo? Los meses que discurrieron desde el 30 de mayo de 1961 hasta la convocatoria para las elecciones de 1962 constituyen la mejor lección para los haitianos,y en esos comicios participaron más de una veintena de partidos políticos, entre los cuales hubo los que se organizaron para conspirar en contra de las nuevas ideas.

Haití tiene soluciones, pero jamás impuestas desde fuera o por expertos extranjeros, porque dejarán siempre las heridas abiertas y sangrantes. Lo ideal es que la OEA asuma Haití como el gran proyecto reivindicativo de América Latina, y mediante su participación promueva un escenario por el debate de planteamientos entre sus fuerzas en pugna, a los fines de que toda posible solución a la crisis sea el resultado del esfuerzo de los haitianos. Haití es viable, pero en sus manos está la solución.

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