La Somazina, en la neuroprotección cerebral

La Somazina, en la neuroprotección cerebral

El Dr. Santiago Valenzuela es un prominente neurocirujano dominicano de una gran destreza quirúrgica y una sólida formación académica de las que doy fe en razón de los años que he trabajado junto a él en mis espacios del hospital Padre Billini y en nuestras prácticas privadas en Corazones Unidos. Como parte de las “Tertulias Médicas Neurológicas”, auspiciadas por los Laboratorios Ferrer y coordinadas por el Dr. José Silié Ramírez – algunos ya la llaman “la tertulia de los Silié” – tuvimos la oportunidad la pasada semana de reunirnos en el restaurante Sherezade para “dilectar” en una interesante conferencia con él sobre el tema de la “neuroprotección” cerebral y de nuestras mutuas experiencias con la citicolina original: la Somazina.

La neuroprotección es el interés de los neurocientistas en dar “protección” a las neuronas, las células de nuestro sistema nervioso, luego de una isquemia u otro daño a las mismas, derivados de una serie de desórdenes y alteraciones que afectan el cerebro. Van principalmente desde las hemorragias, las isquemias, los problemas crónicos de la senilidad y los traumas de cráneo. Conocimos esta sustancia, la citicolina, en Inglaterra en los años 80, cuando en Europa se llamaba “Resort”.

En ese entonces una de sus primeras aplicaciones clínicas tenía que ver con el manejo de los traumas de cráneo con lesión cerebral. Hoy día su principal uso es en la isquemia cerebral, que es la falta de nutrientes en áreas del cerebro, lo que da como resultado una compleja cascada muy tóxica derivada de trastornos metabólicos y químicos. Sabemos cómo se inicia, pero dependerá mucho de las medidas terapéuticas que tomemos los médicos para preservar principalmente el tejido cerebral circundante al área afectada por la falta de nutrientes, secuela de esa falta de circulación sanguínea, por el taponamiento de los vasos sanguíneos, en un territorio cerebral.

Hoy, al disponer de una alta tecnología en las neuroimágenes, podemos ver ese proceso de la isquemia de manera muy puntal; no podemos ver el daño al cerebro en la tomografía en las primeras horas, pero la Resonancia Magnética (infusión-perfusión) y los T2 nos permiten visualizar el área de penumbra, la que está alrededor de la región isquémica, que está ya lesionada. Aún esa la podemos ayudar a recuperar en gran medida con disposiciones terapéuticas enérgicas en esas primeras horas vitales, pues sabemos que “tiempo es cerebro”. Lo ideal es el manejo desde el mismo momento del insulto isquémico. Se dispone hoy del TPA, el activador tisular del plasminógeno: una medicación costosa de uso muy delicado que ayuda de manera enérgica a eliminar el taponamiento de los vasos cerebrales.

En numerosos estudios de investigación citados por el expositor, la citicolina, como agente de ayuda en la isquemia cerebral, las hemorragias, los deterioros de memoria leves y los traumas de cráneo, resulta gananciosa. Ello es así porque la citicolina participa en distintos niveles de la nefasta cascada isquémica que daña las estructuras neuronales.

Le preguntamos al Dr. Valenzuela sobre el uso de la Somazina en hemorragias cerebrales y recomendó usarla por 3 meses luego del evento (ACV). Le dije de forma anecdótica que también yo la había usado con evidencias clínicas beneficiosas en el deterioro cerebral de pacientes con Esclerosis Múltiple.

La Somazina es una gran medicación de confirmadas evidencias restauradoras para la muy temida isquemia cerebral secundaria a numerosos factores etiológicos. ¡Es un probado auxiliar terapéutico nueroprotector!

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