La soñadora que quiere cambiar el mundo

La soñadora que quiere cambiar el mundo

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Siempre con una sonrisa en lo que emprende.

Zaura Muñiz, considera que su proyecto Terra Verde, más que trabajo o meramente una vía de ingresos, se ha convertido en su plan de vida

Ha corrido maratones, volado en helicóptero, conocido muchos países, jugó sofball profesional, tomó clases de surf con un campeón mundial, esquió en los alpes suizos, italianos y austríacos, escaló Ben Nevis y recorrió las Tierras Altas de Escocia y es emprendedora y empresaria.

La vida de Zaura Muñiz, cariñosamente apodada “Bambi” y “La Pelotera, es muy peculiar e interesante, y a pesar de su corta edad ha hecho cosas que muchos aun sueñan por hacer… ¡y lo que le falta realizar todavía!

Zaura nació en Santo Domingo, el 3 de septiembre de 1979. ¡Una bebé chiquitica de menos de 5 libras! En condiciones extremas. Sin agua, sin luz y sin teléfonos en la ciudad, en medio de la tormenta Federico, que se formó después del ciclón David, uno de los más devastadores que ha pasado por la isla.

De ahí la inspiración de su segundo nombre: Daviana. Su primer, nombre Zaura viene del árabe y significa “revolución”.

Cuenta que de niña, aparte de andar todo el tiempo en la calle, le gustaba mucho leer y quería ser escritora.

“A los siete años ya había devorado los tres tomos de Las mil y una noches, Sinuhe El Egipcio, varios de los libros de Julio Verne y la colección completa de cuentos del Profesor Juan Bosch, entre otros.

Hablando del profesor Bosch, le cuentan que una vez, cuando niña, sentada en sus piernas le preguntó qué quería ser cuando grande, a lo cual ella le contestó: escritora.. ¡mejor que usted y mejor que García Márquez! Pero el universo tenía otros planes para ella.

A finales del año 1991, entre otras cosas por la situación social, económica y política del país, su familia emigró a Estados Unidos en la búsqueda de mejores oportunidades. Ese primer año vivió con parientes en Michigan y Tenesí, y finalmente se juntaron todos en Nueva York.

“Allí, en Washington Heights, a principios y mediados de los 90 cuando aún se consideraba un “ghetto” viví mi adolescencia de lo más feliz, obviando los tiroteos camino al colegio de vez en cuando. Me gradué con altos honores de George Washington HS, siempre involucrada en el gobierno estudiantil y en los deportes. Durante este periodo, viví muchas primeras experiencias, aprendí a bailar bachata y el ritmo del perico ripiao’”, expresa la joven.

Durante su juventud el softball se convirtió en su gran pasión. “Y todo empezó por hacerle el coro a mis compañeras del voleibol porque no conocía ni las reglas del juego”, recuerda riendo.
Sin tener experiencia previa, fui seleccionada como “shortstop” y primer bate en el “lineup” principal desde mi primer año.

Obtuvo una beca para jugar fastpitch en la División I de la NCAA, como parte del equipo de Florida International University, en Miami. Se graduó en 2001, con un título en Administración de Sistemas de Información (MIS)

Tiempo después, por la incertidumbre generada a raíz del atentado que derribó las torres gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, decidió regresar al país, donde ya estaban de vuelta sus padres.

“En marzo del 2005, viajé a Italia para una segunda temporada. Ese año tuve fue un tiempo espectacular y todo apuntaba a muchas más. Pero al final de esa temporada en vez de regresar a RD, decidí pasarme unos meses en Barcelona y no pude evitar enamorarme de esa maravillosa ciudad”, cuenta Muñiz.

Laura relata que a principios de 2006, finalmente tomó una de las decisiones más difíciles de su vida, cuando decidió retirarse formalmente del softball.

“Mi plan siempre fue conseguir cualquier trabajito por un par de meses entre temporadas, pero a las 2 o 3 semanas de llegar a Barcelona, empecé a trabajar para una cadena de franquicias internacional, que se dedicaba al reciclaje de cartuchos de impresoras.

Ahí estuve por 5 años y me convertí en una pieza clave del equipo que llevó esta marca de 11 a casi 60 tiendas en toda España”, expresa.

Un buen día, en 2010, decidió dejar su empleo. ¿Para hacer qué? No estaba segura. Primero consideró volver a la universidad, pero el sistema de estudios superiores está pensado para continuar los de grado o más bien especializarse.

Quería hacer algo diferente y no quería empezar de nuevo.

“Le dediqué muchas madrugadas a este proceso, pero una cosa estaba clara y es lo difícil que es dedicarle tiempo cuando todo a tu alrededor sigue “business as usual”: obligaciones, compromisos familiares y sociales, hábitos y costumbres. “Si tan solo hubiera una forma de renunciar temporalmente a todo y todos, sin sentirte mal, ofender a tus seres queridos o herir sensibilidades”, pensó Zaura.

¿Cómo inicia Terra Verde?
La forma que tanto deseaba Zaura llegó con su proyecto Terra Verde, en 2013, de su pasión por la agricultura orgánica y su deseo de emprender.

Narra que empezó como consumidora consciente mientras vivía en Barcelona y se fue interesando cada vez más por el quién, cómo y dónde se producen los alimentos. Cuando en 2010 dejó su empleo, se dedicó los próximos años a trabajar en fincas orgánicas en Inglaterra y en España.

“Estas valiosas experiencias, mi deseo de aportar al desarrollo de la agricultura orgánica en mi país y una oportunidad de negocios concreta, me llevaron a tomar la decisión de regresar a RD a finales del 2012 para iniciar el proyecto”, dice.

Zaura siente que más que trabajo o meramente una vía de ingreso, Terra Verde se ha convertido en su proyecto de vida. “Es un reflejo de mí y de muchas de las cosas que considero importantes. Siempre he querido “cambiar el mundo” o al menos dejarlo mejor que como lo encontré. Terra Verde es mi forma de generar valor y aportar a la sociedad, mientras me dedico a hacer lo que me apasiona”, relata.

Terra Verde se ha convertido en un referente cuando se habla de producción orgánica/agroecológica y alimentación saludable en República Dominicana. Su local, CASA TERRA, más que una tienda, es un hogar para aquellos que comparten su amor por lo orgánico, local y sostenible.

El proyecto tiene un fuerte componente social, que busca promover los beneficios de una alimentación sana y un estilo de vida más saludable y consciente. “Con nuestra labor también impactamos directamente el desarrollo de pequeños productores y emprendedores de marcas locales”, aclara satisfecha Zaura.

Actualmente no está casada, ni tienes hijos y no titubea al explicar que está totalmente enfocada en el proceso de planificación estratégica y estableciendo objetivos a corto, mediano y largo plazos en su empresa.

“En general, estamos organizando la empresa y preparándonos para llevarla al próximo nivel”, enfatiza Muñiz.

¿Cómo ha impactado COVID en Terra Verde? ¿Cómo lo han manejado?
Al igual que muchas otras empresas, nos hemos visto en la necesidad de reorganizar nuestra logística y adaptarnos a la situación actual.

Agrega que en Terra Verde siempre respetan las medidas de cuarentena establecidas y toman precauciones adicionales para asegurar el bienestar de sus siempre leales clientes y colaboradores.

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Disfruta de lo que más le gusta, el cultivo.

Más de Zaura

¿Libro favorito?
Las mil y una noches

¿Película preferida?
Dirty Dancing

¿Color favorito?
Azul

¿Comida preferida?
Una buena pizza Napolitana

¿Música favorita?
Old-School Hip Hop

¿Que le gusta hacer en su tiempo libre?
En el poco tiempo del que dispongo, un mal día me doy una escapadita a la playa o a la montaña y disfruto tomar un buen vino. En general, me gusta mucho viajar y hacer turismo interno, leer y aprender cosas nuevas, hacer ejercicios, cocinar y sobre todo comer bien. Algo que disfrutaba mucho y me gustaría retomar en algún momento es practicar senderismo.

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