Si con motivo del Día Internacional de la Mujer me dieran la oportunidad de premiar la sonrisa de una de mis congéneres, ese galardón lo otorgaría a Cristina Francisco Reyes.

Siempre que la veo está sonriente y es una sonrisa auténtica.

En realidad, no he cultivado su amistad, aunque la siento cercana. La conozco desde hace muchos años porque he sido una persona vinculada a la Asociación Dominicana de Rehabilitación institución de la cual ella es uno de sus pilares, por la labor tesonera que, desde una silla de ruedas, su compañera desde la edad de 9 años, ha hecho a favor de las personas con discapacidad.

Ella es fundadora del Círculo de Mujeres con Discapacidad (CIMUDIS), una ONG que aboga por la inclusión social, los derechos y la igualdad de acceso de las mujeres que viven con esa condición.

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Sumamente calificada en el plano profesional, es graduada de las carreras de arte y publicidad, y de recursos humanos, pero además ha participado en numerosos cursos, talleres, seminarios, congresos y otros eventos nacionales e internacionales y es una calificada consultora en derechos humanos, equidad de género y todo lo que tiene que ver con discapacidad tanto a nivel nacional como internacional.

En el año 2020, Cristina fue seleccionada por la Junta Directiva de la Red Latinoamericana de Organizaciones no Gubernamentales de Personas con Discapacidad y sus Familias -RIADIS, como miembro del Comité de Expertos Regionales, en cuyos integrantes recayó la responsabilidad de la elaboración, diseño e implementación del Observatorio Latinoamericano sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de RIADIS.

El año pasado juntas estuvimos en el cumpleaños de Brunilda Amaral, otra mujer de coraje que quedó en condición de discapacidad física a raíz de la masacre estudiantil del 9 de febrero de 1966 y que también ha hecho una loable labor a favor de ese segmento vulnerable de la población.

Y ahora veo a Cristina con su radiante sonrisa en la misa que con motivo de su mes de campaña hizo la Asociación Dominicana de Rehabilitación. En realidad, esa sonrisa merece un premio.