La sorpresa de la muerte

La sorpresa de la muerte

El 16 de mayo pasado el pueblo dominicano acudió a las urnas a  ejercer el sufragio, para elegir los representantes del pueblo que conformarán, en los próximos seis años,  el Congreso Nacional.

Una ardua campaña, una implacable lucha de intereses, el dominio del más fuerte, el temor a la derrota, caracterizaron  los cinco primeros meses del año 2010, en la República Dominicana.

Muchos candidatos sufrían silenciosamente ante la impotencia de ver sus cuerpos desgastarse y sus almas lacerarse, mientras enfrentaban, día a día, una de las más cruentas contiendas políticas de este tiempo.

Hoy, muchos se recuperan victoriosos, otros, tratan de renovar sus fuerzas, expectantes  de nuevas oportunidades. Sin embargo, para el senador electo por El Seibo, Manuel Ramón Jacobo Reyes, se terminó toda esperanza.

Esta es la realidad del ser humano. Luchamos por alcanzar metas,  obstinadamente perseguimos  todo lo que nos proponemos  y la mayoría de las veces no pensamos en que llegará el día en que todo se detendrá y  el fin de nuestro transitar en esta tierra llegará.

Este doloroso hecho nos muestra que la gloria del hombre es como flor de la hierba, la hierba se seca, y la flor se cae.

Esta irreparable pérdida nos enseña que más importante que el éxito de este mundo, es asegurar hacia dónde vamos cuando partamos de él.

Esta irrefutable realidad nos conduce a reflexionar, nos hace alzar la mirada a nuestro Padre celestial y decirle: “Tú me creaste, tú me formaste para ser un instrumento al servicio de tu nombre, enséñame el camino que debo seguir y las decisiones que debo tomar para que, llegado el fin de mis días, yo despierte en tu casa, donde he de vivir eternamente”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas