La sostenibilidad del acuerdo con el FMI

La sostenibilidad del acuerdo con el FMI

En declaraciones ante directores de medios el gobernador del Banco Central reveló que la sostenibilidad del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional depende de una reducción de la tasa cambiaria a niveles del 40×1, y, que no haya más «sorpresas», como la compra de las EDES, realizada por encima de las opiniones de la autoridad monetaria y que de acuerdo al propio Malkun, provocaron «un inmenso daño a la economía».

A estas alturas es difícil predecir si la firma de nuevo con el FMI devolverá la tranquilidad a los mercados cambiarios habida cuenta del terrible deterioro en la credibilidad del gobierno más el aumento constante de los agregados monetarios por efecto del servicio de los intereses certificados emitidos por el Banco Central. Pero bien, tratando de ser optimistas, como el Gobernador Malkun, la conjunción de la firma, el ingreso de recursos estimados en US$600 millones y la renegociación de la deuda con el Club de París podría apaciguar la fuga de capitales y devolver cierta estabilidad a los mercados hasta tanto el acuerdo pase la primera prueba de fuego: La revisión en el mes de abril.

Existen precedentes y la tasa de cambio en julio del pasado año llegó al nivel del 35.50×1, sin embargo, el anuncio de la aprobación del acuerdo con el FMI en agosto permitió una reducción a 31×1 en la primera semana de septiembre, pero comenzó a repuntar en la medida que aumentaba el financiamiento interno, y, la ruptura del acuerdo con el FMI en el mes de octubre debido a la compra de las EDES, marcó un punto de inflexión llevando la tasa desde el 34×1 hasta 55×1 en enero del 2004.

No es accidental que en la conversación del pasado viernes con directores de medios el Gobernador José Louis Malkun pusiera el acento en que no deberían producirse nuevas sorpresas, como la compra de las EDES, medida torpe impulsada por el equipo político del PPH a espaldas de las recomendaciones del propio Gobernador y de otros integrantes del equipo económico. A esa acción aventurera, que parece será auditada por el propio FMI, le debemos gran parte de la devaluación ocurrida entre octubre y enero de este año, la caída sucesiva en la clasificación riesgo-país y por supuesto el enturbiamiento del clima para la inversión.

Descartada la posibilidad de otra locura como la estatización de los apagones la sostenibilidad del acuerdo con el FMI, vale decir aprobar las sucesivas revisiones, depende en gran medida en la reducción de la tasa de cambio hasta los niveles del 40×1, justamente el utilizado para la elaboración del presupuesto y los escenarios fiscales con fines del cumplimiento de los diferentes topes.

Una reducción de esa magnitud no será posible en término de días o semanas pues será una consecuencia de la mejoría de las expectativas en la medida que los agentes económicos perciban a un Presidente en campaña que no dilapide recursos con fines proselitistas y en la medida que el gobierno cumpla con la primera revisión en el mes de abril que constituye la principal prueba de fuego: Si se cumple es de esperar el tipo de cambio se aprecie, pero de lo contrario se suspende el acuerdo y estaríamos de vuelta a un nuevo y quizá más grave período de inestabilidad cambiaria.

Queda pendiente el problema del déficit cuasi-fiscal, resultante del pago de los intereses y la redención de los certificados, que está contribuyendo a un aumento sostenido del medio circulante y que por sí solo, al margen de las expectativas devaluatorias, constituye un elemento perturbador de los mercados. De acuerdo al Gobernador Malkun la renegociación de la deuda con el Club de París podría reducir el servicio de la deuda en 300-400 millones de dólares y los recursos liberados en pesos serían teóricamente entregados al Banco Central para reducir el déficit cuasi-fiscal.

Una combinación de la renegociación de la deuda en un escenario de reducción de la tasa de cambio a niveles cercanos al 40×1 proporcionaría a las autoridades recursos suficientes para reducir entre 50-60% el déficit del Banco Central y por vía de consecuencia estabilizar y hasta reducir la base monetaria, lo cual sería una de las mejores contribuciones al restablecimiento del equilibrio macroeconómico.

El destino inmediato de esta nación, la vuelta a la estabilidad macroeconómica y el mantenimiento de la paz social depende en estas circunstancias en un cumplimiento estricto de los topes por parte del gobierno lo cual supondrá sacrificios presupuestarios adicionales en momentos en los cuales la intensidad de la campaña electoral y los resultados de las encuestas aconsejaran al Presidente manejar los recursos públicos en la dirección contraria a la racionalidad y la austeridad económica.

En las manos de un Presidente en campaña reeleccionista, de un Presidente que ha enfrentado y arrollado medio partido para obtener la repostulación, de un Presidente que no ha escatimado recursos y artimañas para imponer su voluntad por encima de una mayoría que ha reclamado su retiro de la carrera electoral, justamente en esas manos descansa la posibilidad de que los dominicanos y las dominicanas disfrutemos de un respiro tras recibir el impacto de la mayor devaluación monetaria y la mayor crisis financiera en la historia reciente.

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