La necesidad de una subida salarial y la reducción de la jornada laboral centraron este lunes las exigencias de las cerca de 70 manifestaciones por el primero de mayo que se desarrollaron por toda España, una fecha marcada este año por la cercanía de las elecciones municipales y autonómicas el próximo día 28.
Representantes sindicales y políticos participaron en las principales marchas para lanzar un ultimátum a las patronales empresariales que lleve a alcanzar cuanto antes un acuerdo salarial, en un contexto de crisis inflacionista y subida de precios.
Las negociaciones para cerrar un nuevo acuerdo de negociación colectiva llevan meses bloqueadas fundamentalmente por la inclusión de cláusulas de garantía salarial que los sindicatos exigen y que las patronales empresariales rechazan.
«Tienen (los empresarios) una oportunidad, si quieren, para negociar un acuerdo que nos permita avanzar todos juntos. Si no, la movilización está asegurada», aseveró hoy el líder del sindicato socialista UGT, Pepe Álvarez, en la manifestación de Madrid.
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En la marcha celebrada en la capital española -con una asistencia de 60.000 personas según los convocantes y de 10.000 según la delegación de Gobierno- participaron también varios ministros del Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Entre ellos, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien pidió a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) que cierre este mismo mes un acuerdo con los sindicatos para subir los salarios, un llamamiento que hizo también la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
Díaz también insistió en que es el momento de reducir la jornada laboral sin reducir salarios y avanzó que pronto presentará un informe de expertos sobre la ley que debe regir los tiempos de trabajo.
En un ambiente festivo, las manifestaciones se repitieron en otras muchas ciudades, como Barcelona donde también se exigió a la organización de empresarios que «dejen de preocuparse sólo por sus beneficios» y suban los sueldos.
La alcaldesa de la capital catalana, Ada Colau, hizo además un llamamiento a «seguir conquistando derechos laborales y no ir hacia atrás».
Por su parte, el líder ultaderechista Santiago Abascal reivindicó al “pueblo trabajador” que “lucha por conservar lo suyo” y cargó contra los sindicatos “de clase” y los partidos de la izquierda, a los que ve como los «tontos útiles» al servicio del «globalismo».