La subvención a los alimentos debe ser en la producción

La subvención a los alimentos debe ser en la producción

Adriano Sánchez Roa, exsenador de Elias Piña /Pedro Sosa

El Presidente Luis Abinader constituyó varias mesas de trabajo para generar propuestas frente al alza de los precios de los alimentos.

Las mismas, a mi entender, deben garantizar soluciones concomitantes a la problemática en el sector productivo, los comerciantes, los productores y los consumidores.

Me preocupa el escuchar diversas opiniones, desde subvencionar en nivel comercial o simplemente ampliar los programas del INESPRE, en una distorsión de su rol y sin el alcance requerido.

No comparto esas opiniones disgregadoras y que no van al fondo.

Pues, el sector agropecuario es amplio, con diversidad de situaciones, cada una de las cuales necesita disposiciones diferentes.

Hay que aplicar medidas por rubros, regiones y las clases de productores.

Es preciso decidir subvenciones directamente en la producción, a fin de crear la cadena de beneficios desde los propios cosecheros, los agroindustrializadores, el sector comercial y la los consumidores.

Se crearían empleos, generando riquezas que hasta el fisco tendría nuevos ingresos.

En consecuencia, lo ideal es producir mucho, con un INESPRE que adquiriera la sobreproducción para inyectarla en los momentos requeridos, y que como institución del Estado, garantice las ganancias de productores y comerciantes, formando precios finales asequibles.

(Hay que puntualizar que las importaciones tienen que ser ante emergencia o para cumplir con el RD-Cafta).

Sugiero que a la hora de analizar las propuestas que surgirán, pongamos la vista hacia las políticas de incentivos agropecuarios de los Estados Unidos y Europa.

Pese a las prohibiciones de la OMC y el FMI, disfrazan el apoyo a sus agricultores, y eso mismo debemos hacer.

Los Estados Unidos, el principal exportador de alimentos del mundo, ejecuta un modelo que debemos observar.

Aprueba una ley quinquenal de seguridad agrícola y de inversión rural (Farm Bill), firmada por todos los presidentes, desde hace décadas.

Donald Trump la rubricó en el 2018. ”En esta ocasión se la denominó Agriculture Improvement Act de 2018, contando con un presupuesto que se prevé alcance, combinando los programas de agricultura y nutrición, los 428 mil millones de dólares en cinco años y 867 mil millones en diez años.” Explica Nelson Illescas, LA NACION (Argentina). 25 de diciembre de 2018.

Agreguemos también la “Política Agraria Común (PAC)”, practicada por los países de Europa en favor de su agropecuaria. Es el mayor respaldo sectorial de esas naciones.

La Política Agraria Común beneficia apenas al 3% de la población de la Unión Europea, recibiendo el 30% del presupuesto global, pero aporta el 6% del PIB de esos países, es decir, alcanza el doble del porcentaje de las gentes que la produce.

El presupuesto de la Política Agraria Común fijado para el lapso del 2014-2020 fue de un total de 408,310 millones de euros, de los cuales 308,730 millones se destinan a pagos directos y medidas de mercado, así como 99,580 millones al desarrollo rural.

Este apoyo económico estatal, mediante subvenciones directas al proceso productivo y la comercialización, además de conquistar mercados importantes en el mundo, han sido claves en el crecimiento de dichos países.

El Presidente Abinader podría elaborar una fórmula a partir de estos modelos exitosos.

Ambas políticas agropecuarias coinciden en su gran apoyo económico que les asegura una investigación agropecuaria de primera; también, facilitan el fomento en todas sus vertientes, el procesamiento y la comercialización.

La República Dominicana debe retomar su rol prominentemente agropecuario, colocar el sector en primer plano, elaborando este Plan, basado en un respaldo similar al de los EEUU y Europa.

Una agricultura moderna requiere del entusiasmo de los productores, de buenas estrategias, pero también de recursos económicos. Lo propuse en un proyecto de ley.

El gobierno no debe concentrarse solamente a los precios finales, debido a que dejará latente las demás dificultares.

La agricultura tiene un potencial que podría volverse a explotar. Ya en el 1977 aportaba el 20% del PIB, con rubros que han vuelto a tomar excelentes sitiales, por lo que se podríamos elevar en 3 o 4% más, agregando a subsectores que ahora ocupan buenos lugares.

Además, ante el crecimiento de los compromisos de la deuda, la dedicación del 4% a la educación y la necesidad de obras y acciones del gobierno, resulta necesario la creación de más y nuevas riquezas que podría darlas agropecuarias.

Así la economía nacional podría obtener amplios recursos para desarrollar otras áreas.

De ahí, que planteo la puesta en ejecución de un Plan Inmediato de Producción.

Y luego, proceder con un Plan de múltiples ejes, debido a que aún tenemos mucho que alcanzar en cuanto a los elementos que intervienen en una agricultura moderna, es decir, en la vía de introducir nuevas tecnologías en tierra sub-utilizada, y algunas sin utilizar:

-Centros de investigación y capacitación.

-Potente sistema de mecanización en general.

-Semillas y otros materiales de siembra de calidad, que garanticen altos rendimientos, a fin de aprovechar mejor el agua, los nutrientes, adaptadas a nuestros suelos, climas y vientos.

-Ampliar gradualmente la superficie irrigada, desarrollando un programa riguroso para evitar la pérdida de agua y, en cambio, aprovecharla en un buen uso

-El uso racional de fertilizantes, químicos u orgánicos.

-Hay que introducir o rescatar varios aspectos neurálgicos, como son la zonificación, rotación de cultivos, las épocas de siembra, etc.

-Cualificar y sostener condiciones laborales de primer orden a los profesionales agropecuarios y demás personal de las instituciones agropecuarias.

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