1 de 2
En el próximo periodo eleccionario, todos los dominicanos debemos estar conscientes que la única verdad que nos importa, no es que el partido en el poder se mantenga, sino que nuestra joven y fácil democracia no fracase y por eso debemos tener cierta acomodación y saber ser pacientes, pues sabemos que cuando tomamos una guagua nunca es con el propósito de quedarnos sentados o parados en ella por nuestra existencia, luego, hay que bajarse en alguna parada. Esto mismo acontece en el quehacer político, hay que saber esperar y saber detenerse a tiempo, porque en política una cualidad fundamental es la capacidad de transigencia, como decía un reconocido periodista: “Política equivale a transacción, como gobernar que viene de gobernalle, de timón”, por consiguiente ese gran grupo de políticos que ellos mismos no saben gobernarse, que por la más mínima fricción interna surge un desacuerdo descomunal cuyos trapos se ventilan a la luz pública ¿Pueden pensar gobernar a todos los dominicanos? No, lo que quieren es tomar el poder para disfrutar, instalarse en él y servirse a su capricho. Esto último es lo único importante en su estúpida carrera, que cada día se hace más notoria. Por suerte, para el país tenemos por primera vez en la historia un Gobierno fuerte y una oposición débil y que además de su tendencia cada día es fraccionarse más. Y esto es perjudicial para la estabilidad de la democracia, pues al no ser capaz de salvar ese descontento que se manifiestan entre sí, no pueden establecer un grupo homogéneo y poderoso y escenifican las payasadas más divertidas y el pueblo es sabio como Sancho Panza y les niega las mayorías a esos partidos tan cambiantes e inestables.