Tal como he manifestado en otras ocasiones, el establecimiento de escuelas públicas preparadas para ofrecer una tanda extendida de ocho horas a los alumnos, aunque supone un esfuerzo loable para mejorar la calidad de la educación dominicana, hoy día en su peor momento, puede resultar un esfuerzo fallido y dar un nuevo motivo de exclusión para buena parte de los estudiantes dominicanos. Me explico: el atractivo que significa para los padres el tener a sus hijos en la escuela por ocho horas con dos comidas incluidas (desayuno y almuerzo) va a producir como es lógico una movilización a esas aulas no solo por parte de los inscritos hasta ahora en las escuelas oficiales que ahora apenas ofrecen de 3 a 4 horas diarias, sino también a los padres que por las deficiencias de la enseñanza pública tienen a sus hijos en escuelas privadas.
Esto supone sin lugar a dudas que habrá un forcejeo por la inscripción de estudiantes para esas nuevas escuelas, que cabe suponer resultará en beneficio para esos sectores relativamente menos golpeados de la vida económica dominicana si como es la regla en la innovaciones educativas intentadas hasta ahora tanto en la educación media como en la primaria este programa se detiene sin llegar a feliz término. Cabe prever que miles de las escuelas quedaran incompletas “per secula seculorum” y tendremos dos categorías de escolares: una de tiempo completo y otra de tiempo parcial, con todas las deficiencias y conflictos que eso puede generar.
Por esas razones vengo abogando porque a los estudiantes de una tanda restringida de tres a cuatro horas se les aumenten a seis horas de trabajo hasta que le sean construidas nuevas aulas, de manera que puedan recibir una docencia que se aproxime más a los de tandas extendidas, dando oportunidad a que en una misma aula puedan recibir docencia dos grupos de estudiantes de (7:00 a.m a 1:00p.m y de 1:00 p.m. a 7:00 p.m.).
Por lo demás, la formación docente, que es vital para un paso de ese género, debe mejorarse ostensiblemente en calidad y cantidad, que permita un cambio sustancial en la educación dominicana en los años venideros, y estar en condiciones de incorporar a profesionales y técnicos sin destino para fortalecer la educación dominicana.
Por otra parte, es necesario distribuir en forma adecuada las horas de clases, enfatizando la enseñanza de la Lengua Española, Matemáticas, Ciencias Sociales y Moral y Cívica, así como la computación, el idioma Inglés, la educación artística, deportes y la enseñanza de manualidades de acuerdo a las características de la población que se atiende.
Entendemos que la construcción de aulas tienen el aliciente de que activa de inmediato la economía y puede mostrarse mejor como logro del Gobierno; pero a fin de cuentas los niños y los jóvenes, que son los sujetos de la educación, tienen derecho a una educación completa y de calidad, y los maestros esperan y exigen condiciones de trabajo dignas, que les sirva de aliciente para fortalecer su labor educativa.