La televisión como desafío

La televisión como desafío

El tema de la televisión es, a mi juicio, uno de los más difíciles de tratar. Porque la televisión es, esencialmente, un medio complejo y porque tiene desde su desarrollo lo que llamamos muy mala prensa o muy mala opinión.

La prensa escrita, la radio y la industria editorial son, en buena medida, grandes responsables de la imagen negativa que rodea a la televisión. También las distintas religiones, desde el cristianismo en sus versiones católica y protestante, hasta la creencia musulmana. Cada uno, en su momento y desde su perspectiva, ha descargado los mas negativos adjetivos sobre este medio de comunicación, sobre todo por el uso que el mismo hace de la imagen y por lo atractivo que resulta como medio de información y de entretenimiento.

Cuando los marxistas estaban en su apogeo también asumieron, desde su industria cultural y desde su ideología, una postura contraria a la televisión, medio al que consideraron idiotizante y responsable de la tendencia consumista que prevalecía en buena parte de la sociedad occidental. Sobre todo los “apocalípticos”.

Pero más allá de estas críticas, más allá de la oposición de unos y otros y más allá de las múltiples posturas de encumbrados intelectuales, la televisión ha prevalecido, ha mejorado su programación, ha ensanchado su audiencia, ha refinado su tecnología y se ha convertido, en casi todas partes del mundo, en el principal vehículo de información y de entretenimiento.

Debemos observar que en los últimos años muchas de las críticas que se hacían contra la televisión han terminado diluyéndose en el tiempo, otras prevalecieron muy poco porque eran hijas de los prejuicios y de los intereses puramente económicos y comerciales, y las más serias han quedado como preocupaciones y temas a los cuales hay que seguir prestando una atención seria y desprejuiciada.

La prensa escrita, la radio, la industria editorial y la televisión se han dado cuenta que la televisión es, contrario a como se entendió en algún momento, un medio con recursos diferentes que venía a completar su tarea y a ofrecer otras maneras de conocer y de saber. Se comprendió que era otro lenguaje, “un lenguaje sincrético”, que tendría su espacio, su público y su mercado.

Los mismos religiosos han asumido una postura menos beligerante y han sabido ser más comprensivos y más inteligentes frente a un recurso de comunicación que no es menos ni más que la radio, que la prensa escrita y que los libros. Ahora vemos actos litúrgicos a través de la televisión, programas de paneles, infantiles, videos y otros modos de expresión a partir de la televisión y en la televisión.

La televisión es hoy, después de cruzar un largo trayecto de prejuicios, mala prensa, vejámenes y atribuciones todopoderosas que le quedaban grandes, el medio de comunicación social más importante del mundo. Su facilidad de adquisición y su relativo bajo precio, su condiciones de electrodomésticos portátil, la magia de los colores, la facilidad de uso y su “lenguaje sincrético” que apela a las imágenes, a las palabras, a los textos, a la música y a los sonidos, la han convertido en la reina de los hogares.

La televisión es, precisamente por los recursos de lenguajes que utiliza, el medio que más fácilmente llega a su audiencia y que más comunica. Su reinado ha hecho que su discurso visual sea el que prevalece en nuestros tiempos, hasta el punto que ha obligado a los medios impresos a ser más gráficos y a la radio a recurrir a recursos como los sonidos y la música.

La televisión ha constituido, sin embargo, un serio y preocupante reto para la familia y su papel de trasmisor de la herencia cultural, su rol socializador; para las religiones y los valores que cohesionan la sociedad, así como para quienes son los eslabones más vulnerables, como los niños y los adolescentes.

Me temo, sin embargo, que otra vez el principal desafío que enfrenta un invento humano es el uso que el mismo ser humano, el hombre y la mujer, le dará. Es una verdad de Perogrullo decir que la televisión tiene y tendrá el uso que nosotros le demos, siempre a partir de nuestros valores, de nuestros principios, de nuestros objetivos, los cuales encuentran sus raíces en la visión que tengamos de la vida y del universo. Pero así es.

O somos un hombre y una mujer para los demás, o un lobo para el otro hombre y la otra mujer.

Habrá que volver en algún momento sobre un tema tan interesante.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas