LA TEMIDA CONJUNTIVITIS

LA TEMIDA  CONJUNTIVITIS

Frente a un brote o epidemia de cualquier enfermedad, la población infantil resulta ser la más vulnerable. Un pequeñito con gripe, dolor de cabeza, fiebre o cualquier otra afección por lo general se siente incómodo, “ñoñito” y lo que demanda es estar en brazos de su madre.
Si aún no lo ha padecido, imagínese usted tener en casa un niño de meses o en edad escolar con un cuadro de conjuntivitis. Una situación difícil y angustiante para ellos y los padres.
El cuadro es este: un niño se levanta por la mañana tratando de abrir sus ojitos y no puede hacerlo, siente un constante lagrimeo y ardor…
¿Nada fácil, verdad? ante esta situación consultamos a la oftalmóloga pediátrica, Yesenia Matos, con la misión de que nos ofrezca una serie de claves útiles para que usted como padre pueda hacer de esta crisis una experiencia más llevadera.
Matos nos recuerda que los síntomas más frecuentes son lagrimeos, ojos rojos, secreciones que pueden ser blancas o amarillentas, dependiendo del virus o bacteria que se tenga, molestia por la luz y sensación de un cuerpo extraño dentro del ojo.
La especialista recomienda que cuando se presentan estos síntomas, los padres no deben automedicar a sus hijos, sino “visitar el oftalmólogo o médico pediátrico para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuado para el tipo de conjuntivitis que pueda tener el pequeño”.
La oftalmóloga destaca que esta puede afectar uno o los dos ojos, y el ojo afectado puede contagiar a otro, por eso recomienda siempre tener vigilados a los chiquitines para que no se estrujen los dos ojos.
Asimismo, señala que sus ojitos deben ser higienizados no con toallas o paños, sino usando desechables y tirarlos tan pronto termine la limpieza.
Con un cuidador. Muchas madres tienen uno, dos y hasta tres trabajos y deben dejar a sus pequeños al cuidado de otra persona en la casa o en una guardería.
Matos sostiene que la cuidadora debe tomar conciencia sobre la importancia de lavarse las manos antes y después de ponerle las gotas a la criatura, así como no usar las mismas toallas y pañuelos para limpiar o secar la cara de más de un niño. “Tampoco compartirse objetos de uso personal con otros compañeros”, agrega.
Si está en la escuela. Si es una criatura en edad escolar, los padres tienen el deber de procurar no enviarlos a la escuela ni a ninguna actividad que se realice en grupo para evitar contagio y propagación.

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