La temporada ciclónica: sus repercusiones

La temporada ciclónica: sus repercusiones

Julio Ravelo Astacio

Hoy se inicia la temporada ciclónica. Parte importante de la población dominicana al mismo tiempo comienza un período de tormentos y preocupaciones. Del 1ero de junio al 30 de noviembre estaremos en la mira de estos fenómenos atmosféricos que, durante décadas han venido azotando a países de esta zona geográfica, siendo los más afectados México, Estados Unidos y todo el Caribe, a causa del océano Atlántico, que en las latitudes tropicales tiene temperaturas que superan los 26º C, adecuadas para su formación.

¿Qué es un Huracán? Sistema de baja presión que por lo general se forma en los trópicos. Es un fenómeno meteorológico de la atmósfera que asemeja un remolino gigantesco en forma de embudo. Puede alcanzar un diámetro de cerca de mil kilómetros y una altura de 10kms.

Los huracanes tienen peligrosos efectos, son destructivos, razón por la cual pueden provocar pérdida de vidas, de viviendas, afectar calles, carreteras, puentes, acceso al agua potable, energía eléctrica, alimentos, atención médica, la agricultura con pérdida de los cultivos (entre los más afectados arroz, plátanos, guineos, mangos, aguacates, lechosas), así como pérdida de animales, aves de corral. Caída de árboles que a su vez provocan pérdida de vidas, paralización del tránsito por las obstrucciones que producen.

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Teniendo en cuenta la velocidad de los vientos, la escala Saffir-Simpson clasifica la categoría de los huracanes del 1 al 5. La categoría 1 es la menos intensa, con vientos entre 119 a 153 km/h. Y la 5 la más intensa con vientos mayores a los 250 km/h.

Destacar que la categoría del huracán no está necesariamente relacionada con los daños que ocasiona. Los de categoría 1 y 2 pueden causar daños serios, dependiendo de los fenómenos atmosféricos que le acompañen, condiciones de la región afectada y velocidad de los vientos Algunas sugerencias:

  • Asegurar puertas y ventanas, si tiene techo de zinc o similar reforzar puntos de fijación.
  • Limpiar azoteas y balcones.
  • Retirar antenas TV, letreros, macetas, zafacones.
  • Ubicar animales, equipos de trabajo, medicamentos y documentos personales en lugares seguros.
  • Proteger interiormente los cristales con cinta adhesiva.
  • No tirar basura a la calle.
  • Tener lámpara de pilas, no prender velas, velones, tampoco lámparas de gas.
  • Atender a los más vulnerables: niños y ancianos.
  • Estar atentos a los mensajes emitidos por las instituciones de emergencia.

Recordemos algunos de los huracanes que más nos han afectado: David, 31 de agosto 1979, ha sido el más fuerte, destruyó más del 70% del sistema eléctrico, alrededor de 2 mil muertos y 200 mil sin viviendas, provocando taponamientos en los escasos establecimientos que vendían hielo. Recordar que el dominicano no puede vivir si no tiene agua fría y unas cuantas cervezas.

María, 7 de septiembre 2017, dejó muchas plantaciones inundadas, con serias consecuencias para la agricultura. Franklin, agosto 2023, poderoso huracán categoría 4, convirtiéndose en el más fuerte registrado tan al norte del Atlántico.

Sin olvidar el terrible San Zenón, 3 de septiembre del 1930, cuyos daños materiales, pérdidas humanas, viviendas, agricultura, nunca podrán ser cuantificados, teniendo en cuenta las limitaciones existentes en nuestro país en ese entonces.

Debemos recordar que los huracanes a pesar de los daños que producen tienen también efectos positivos: mitigan la sequía, limpian ríos y arroyos, llenan las presas, estabilizan la temperatura convirtiéndose en reguladores naturales del clima.

En el último año se han reportado terribles sequías: Panamá, México, Bolivia, Ecuador, Argentina, España, Francia…

Luego del huracán una parte de la población vivirá angustiada cada vez que se anuncie la posible llegada de un fenómeno atmosférico. El individuo puede presentar: trastornos depresivos, estrés agudo, trastorno por estrés postraumático, duelo prolongado, sensación de irritabilidad, pérdida de interés, cansancio, sensación de desarraigo por la pérdida de bienes materiales e incluso humanos, sensación de impotencia, frustración, resentimiento.

Como se puede apreciar es una larga lista que acompaña a muchas de las personas expuestas a estos fenómenos. No desespere, mantenga la calma.

Pasado el huracán estamos obligados a recomponer la casa, que también conlleva reorganizar nuestras vidas. Retomar con decisión y esperanza las nuevas exigencias de nuestro existir. Que los huracanes nos dejen tranquilos y nos permitan paso a paso continuar la construcción de un futuro estable y exitoso.