La tesis del presidente Fernández

La tesis del presidente Fernández

El presidente Leonel Fernández acaba de anunciar al país su decisión de declinar a una nueva repostulación presidencial, calificando dicha decisión como una actitud de desprendimiento, voluntaria y espontánea y fundamentada, según su propia tesis, en razones estrictamente políticas y no en aspectos constitucionales o legales, porque la Constitución no se lo impide.

A nuestro juicio, más que una actitud de desprendimiento, el gesto del presidente Fernández pone de manifiesto el designio y la ambición que le animaban de permanecer en el poder, aunque para ello debiera burlar la nueva Constitución que él mismo gestaba y que aún no había nacido.

Designio y ambición de poder porque desde que concibió el proyecto de esa nueva Constitución, así como cuando firmaba con Miguel Vargas el denominado pacto de “las corbatas azules” que le facilitaba la aprobación de esa Carta Magna, proyectada según él, con el propósito de llevar a cabo una revolución democrática y de erradicar la reelección consecutiva, ya elucubraba la forma de interpretarla a su conveniencia, apoyado en la figura del “referendo”, considerándolo un modo legal e incuestionable como si se tratara de un dictamen jurisprudencial.

Pero, circunstancias internas y externas reales, graves e imperantes, con tendencia a empeorar en el próximo futuro y en gran medida fruto de los desaciertos de su Gobierno,  hicieron  que abortaran  esos desatinos, que hubieren provocado una grave crisis institucional y constitucional en la República.

Esa es la gran verdad y la razón de la decisión del presidente Fernández. Evitar posibles tensiones a la sociedad dominicana como él reconoce en su discurso, pero no como un gesto de amor de patria y generosidad de su parte, sino como un imperativo de los difíciles momentos por los que atraviesa la sociedad dominicana y del sentimiento popular que se siente en todos los sectores y los rincones de la República en contra de la reelección, a pesar de que se haya querido disimularlo con la dudosa y supuesta recolección de más de dos millones de firmas que la apoyaban.

La tesis del presidente Fernández no debe sorprender a nadie. A nosotros en absoluto. El 4 de noviembre del 2007, el periódico “HOY” publicaba un artículo de nuestra autoría titulado: “Presidente, Constitución y Crisis”, en el que advertíamos al presidente Fernández  que no debía olvidar que las constituciones, antes de ser sirvientes de los pueblos, son amos de los gobiernos.

Esa advertencia la hicimos convencidos de que con su iniciativa y empeño para redactar una nueva Constitución, el presidente no perseguía fortalecer la institucionalidad de la República, sino proyectar una imagen pública que favoreciera sus propósitos  reeleccionistas y de que la constitucionalidad e institucionalidad de que tanto habla y se vanagloria no eran más que hábiles recursos y retórica política para mantenerse en el poder.

La realidad es que el presidente se ha visto obligado a entender que en momentos de crisis, y nuestro país vive momentos de crisis, es cuando la institucionalidad enfrenta mayores peligros que esta vez él no hubiese podido evitar y mucho menos resolver, sin que antes se creara una explosiva situación que afectaría a todo el pueblo dominicano, incluyendo a su propio partido político.

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