FRANCISCO CRUZ PASCUAL
Todos nosotros hemos crecido, nos hemos desarrollado en un ambiente moral determinado. Nuestras familias nos armaron desde pequeños de costumbres que nuestros padres aprendieron de nuestros abuelos. Fuimos a la escuela por que ellos nos influenciaron y vimos que era bueno para nuestro presente y futuro e incluso para la familia en general. Entre la familia y la escuela nos pusimos una armadura de ideales de vida. Desechamos propuestas y acogimos otras. Acertamos muchas veces y otras tantas nos equivocamos, esa es la vida perenne aprendizaje.
Estas tomas de decisiones, estas costumbres y tradiciones forman nuestra visión del mundo y nos dicen acerca del mundo que queremos construir para nosotros y nuestros seres queridos. Visualizamos el mundo de nuestro futuro inmediato, el de mediano tiempo y el lejano futuro. Aprendemos que lo que hacemos hoy afecta nuestro mañana, por ello aprendemos a pensar bien nuestros pasos en el día a día.
Armado de la visión del mundo que necesitamos construir definimos nuestra misión, para cada día caminar a través de actividades y tareas hacia nuestros sueños. Es así como acrisolamos nuestra identidad, nuestro carácter y nuestra capacidad de entendernos y amarnos a nosotros, para poder entender y amar a los que nos rodean y comparten con nosotros el mundo que tantas oportunidades nos ofrece para disfrutarlo, disfrutar a los demás y servir al bien común. Todo este sistema de vida que desarrollamos, forman parte de nuestro sistema de preferencia, el que da razón y sabor a nuestros actos, a nuestras toma de decisiones. Todo esto se refiere al carácter objetivo de la moral, cual que sea; católica, protestante, musulmana o budista…..es praxis de vida, no simple teoría o retórica.
Cada uno de nosotros ha crecido tomando decisiones pequeñas y grandes, intrascendentes y trascendentes; y afectan nuestra vida y la de los otros. Nos apropiamos de oportunidades o las desestimamos. El mundo está lleno de ellas pero hay que saber escoger para la tranquilidad futura; por eso nos armarnos de una visión ética y de misiones ético-morales para alcanzar nuestras metas, es básico, para nuestro yo particular y el de los otros seres humanos, los que merecen y necesitan vivir en paz.
En el desarrollo individual de cada ser humano, debe crecer su interés por la familia. Es la familia, la primera escuela de las virtudes humanas. Las virtudes humana son una amasijo cualitativo que se adquiere para mejorar al individuo humano a nivel natural.