La Tierra no es la misma al día siguiente

<p>La Tierra no es la misma al día siguiente</p>

POR DOMINGO ABREU COLLADO
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Uno de los trabajos expuestos en el Curso-Taller sobre Cartografía de Riesgos Naturales por Movimientos de Laderas y Taludes, del que venimos escribiendo desde hace dos semanas, fue el del doctor Joan Manuel Vilaplana, de España, quien trajo varios trabajos y resumió algunos en sus exposiciones.

El que se refiere a Nicaragua nos vale bien, porque ese país fue de los más afectados en 1998 por  el huracán Mitch y su secuela de deslizamientos, deslaves y derrumbes, cosa que nos ha ocurrido también aquí sin que luego se expliquen sus causas y riesgos.

El doctor Vilaplana introduce así su trabajo. «Como consecuencia del paso del huracán Mitch por Nicaragua en Octubre de 1998, en el Departamento de Chinandega se estimó una precipitación de 1.500 mm entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre, de los cuales, 500 mm se concentraron en un solo día, el viernes 30 de octubre.

«La gran energía erosiva que se generó como consecuencia de estas lluvias provocó fundamentalmente erosión de tierras, deslaves (movimientos de ladera, principalmente de tipo flujos) e inundaciones. Estos fenómenos produjeron cuantiosos daños en zonas de cultivos y pastos, principal actividad socioeconómica de la zona.

«Las vías de comunicación intercomarcales, también se vieron gravemente afectadas, debido a la destrucción de puentes, de deslizamientos en los taludes que impedían totalmente la comunicación entre pueblos, algunos de los cuales quedaron completamente incomunicados. La destrucción de numerosas viviendas, con víctimas mortales en algunos casos, obligó a la reconstrucción de barrios enteros en determinadas zonas. «Es de destacar el gran deslave del volcán Casita en el municipio de Posoltega que provocó más de 2000 víctimas».

Joan Manuel Vilaplana pasa luego a detallar la metodología utilizada para estudiar el fenómeno, un estudio que tuvo entre sus objetivos la evaluación de la peligrosidad geológica (grado de amenaza) de determinadas laderas. Y esto porque evidenciado el riesgo potencial de determinada zona, es posible tomar medidas previas a la llegada de huracanes, los que, regularmente bien cargados de agua, suelen inundar suelos con características específicas y causar los desastres que vemos como tragedias de la naturaleza, cuando en realidad se trata de exposiciones a riesgos que bien pueden evitarse.

El estudio realizado en Nicaragua, dividido en partes relacionadas con las características del suelo, destacó zonas de Peligrosidad elevada (zonas que presentaron movimientos que funcionaron antes del huracán Mitch); Peligrosidad media (zonas donde se detectaron movimientos Pre-Mitch y Sin-Mitch); Peligrosidad baja (zonas donde se detectaron movimientos Pre-Mitch o Sin-Mitch y zonas susceptibles a la rotura no movilizadas; y finalmente, Peligrosidad muy baja o no detectada (zonas donde no se detectaron indicios de actividad y no son susceptibles a la rotura).

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La geología, la cartografía y los «desastres naturales»

No hay tales desastres naturales, ya lo hemos dicho. Lo que existen son manifestaciones de la naturaleza en el proceso de creación del planeta –que no termina todavía- y que en ocasiones encuentran poblados en su área de acción. En esta parte, para su comprensión, tiene que ver mucho la geología.

Un trabajo de los especialistas González Moradas y Lima de Montes, distribuido en el Taller indicado más arriba, nos señala la importancia del manejo de la geología y la cartografía para el estudio y prevención de esas manifestaciones.

«Las mayores catástrofes naturales acaecidas en la historia han tenido relación con la actividad geológica y han sido causa de las mayores pérdidas, tanto en vidas humanas como económicas. Estas catástrofes y la probabilidad de que se produzcan se distribuyen de forma no homogénea por el territorio puesto que los factores de los que dependen tampoco lo hacen. Pero también es un fenómeno contrastado que existe una concatenación, tanto espacial como temporal, de estas catástrofes naturales; como por ejemplo cabe citar que las inundaciones suelen coincidir con movimientos de laderas e intensa erosión.

«Es por ello que se hace necesario proceder a la representación de esta fenomenología a través de mapas integrales de riesgo, esto es, cartografía de la magnitud de las pérdidas económicas derivadas del conjunto de fenómenos existentes en una región y que pueden dar lugar a catástrofes naturales. En ocasiones el riesgo es difícilmente evaluable por poseer una gran componente subjetiva, por ello se tiende a realizar mapas de susceptibilidad que son más objetivos y sobre todo más perdurables en el tiempo. La elaboración de mapas integrales de riesgo constituye la forma óptima de representar el conjunto de riesgos de una región, pero obtenerlos se hace casi imposible por el ingente número de factores involucrados; por ello es más frecuente elaborar mapas uniriesgo (temáticos) y será el usuario el encargado de combinarlos cuando se presente ante problemáticas específicas».

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La gente se está moviendo también

Setenta y cinco organizaciones ambientalistas de varias partes de Argentina marcharon hasta la céntrica y famosa Plaza de Mayo para demandar un cambio en el enfoque de los problemas ambientales en ese país suramericano.

«El pasado 12 de diciembre, fecha que fue histórica, recordamos como la primera gran marcha ambientalista a Plaza de Mayo en repudio de la desidia gubernamental, la laxitud en las leyes y en su cumplimiento, la búsqueda ambiciosa de réditos políticos y económicos, la corrupción; causas fundamentales por las que todos los días perecen muchos ciudadanos en nuestro país,» reza la declaración enarbolada en la Plaza.

José Luis Meiras informó que «La Declaración, que firmaron decenas de organizaciones concluye con cuatro puntos consensuados: Basta de contaminación y saqueo ambiental; Por la declaración de la emergencia ambiental nacional y regional; Exigimos al gobierno nacional el cumplimiento del compromiso firmado en Gualeguaychú por el presidente y los gobernadores en mayo, en defensa del medioambiente y asumiendo los problemas ambientales como causa nacional; Sí a la vida digna y saludable para todos».

Dice la información que representaciones desde regiones bien lejanas, como Gualeguaychú, Colón, Concordia y Concepción del Uruguay llegaron a Plaza Congreso. Allí se sumaron decenas de agrupaciones de vecinos y organizaciones ambientalistas, sociales y políticas que llegaron desde puntos como Esquel, Catamarca, San Rafael, Palpalá, Río Hondo, Famatina, San Juan.

«La marcha partió a las 12.30 de la esquina de Av. de Mayo y Sáenz Peña, precedida por bailarinas, bailarines y grupos de batucada de comparsas de Gualeguaychú.

Bajo un sol ardiente, la multiplicidad de banderas, remeras, gorras, binchas y sombrillas, reunían las consignas de la resistencia entrerriana y de luchas ciudadanas contra minas a cielo abierto, los rellenos sanitarios sin regulación, los basureros nucleares, la soja transgénica, los agroquímicos, la contaminación del Riachuelo, los polos petroquímicos».

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¿Para qué sirven los datos obtenidos?

«El documento final obtenido es un mapa de zonificación de la peligrosidad. Esta cartografía pretende ser una herramienta de uso sencillo y de aplicación inmediata para las alcaldías. Aunque todavía no es un mapa de riesgo, puesto que no evalúa el factor vulnerabilidad, ya permite proponer una serie de recomendaciones preventivas de cara tanto a la gestión territorial como a la gestión de situaciones de emergencias.

«En él, se puede diferenciar entre zonas peligrosas (no edificables ni habitables), donde difícilmente se podrán activar aletas tempranas, zonas peligrosas (tampoco edificables, aunque habitables según condiciones) donde sí se pueden activar alertas tempranas y zonas de peligrosidad no detectada. Esta zonificación permite establecer: a) la ubicación de nuevos asentamientos, b) estrategias de alertas tempranas para la evacuación de zonas de población y de corredores de escape en situaciones de emergencia».

Es decir, los resultados de trabajos realizados en otros países colocados en los trayectos de los huracanes nos pueden servir grandemente a nosotros también.

Existe una necesidad imperiosa de información para los tomadores de decisiones en los momentos de emergencia. Pero si se carece de esa información es muy poco lo que puede hacerse en materia de prevención ante la llegada de un huracán y la posibilidad de deslizamientos por el agua caída.

Los estudios son fundamentales para la prevención. También lo es el caso que puedan prestar las autoridades a esos estudios.

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