BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
El primer ministro inglés, Tony Blair, socio hasta la inconsciencia del presidente George Bush, de Estados Unidos, pide el cierre de la cárcel que mantienen los norteamericanos en Guantánamo, Cuba, debido a torturas y malos tratos a prisioneros.
En los Estados Unidos y en la Unión Europea es un escandalazo el descubrimiento de que el gobierno norteamericano mantiene cárceles secretas en distintos puntos del mundo, que sus soldados torturan prisioneros como una práctica habitual en la cual han enganchado hasta mujeres-soldados.
En México autoridades judiciales admiten que en el pasado hubo campos de concentración en los cuales se torturaba y desde allí se sacaban prisioneros en helicópteros y los arrojaban desde el aire en alta mar. En Guatemala también lo hicieron.
La tortura tiene una historia muy larga.
Es fruto de la intolerancia, de la brutalidad, de la bajeza y, en especial, de la cobardía, el abuso de poder, la falta de sentido moral, el irrespeto a la institucionalidad democrática y a la libertad y los derechos de los detenidos.
Prometeo, aquel mortal que dotó a los hombres del fuego sagrado, lo que permitió dominar la naturaleza, arrinconar las fieras, recibir calor en las noches de frío, cocer los alimentos, iluminar las cavernas, alumbrar el sueño, como explica de manera insuperable Paul de Saint Víctor en Las Dos Carátulas, fue condenado a una tortura que sólo podía ocurrírsele a un dios con el poder de Zeus, jefe del Olimpo de la mitología griega.
Prometeo fue encadenado a una montaña y condenado a que un águila le comiera el hígado en la mañana y el órgano fuera restablecido en la tarde y al otro día, vuelta a empezar.
La tortura es una práctica innoble que se ejerce para dominar, para obtener información, para disminuir las personas.
Mi padre, Julio Gautreau, tenía 12 años cuando tropas norteamericanas invadieron nuestro país en 1916. Recordaba vívidamente que en el sitio de Las Dos Bocas, en la confluencia de los ríos Soco y Seibo, soldados gringos llevaban presos, atadas las manos y los pies, los forzaban a tomar grandes cantidades de agua y luego les reventaban la barriga a palos.
Antes de la ocupación norteamericana no se recuerda que los dominicanos torturaran prisioneros.
Ellos trajeron el suplicio de dejar caer una gota de agua en la cabeza durante horas, hasta que el torturado enloquezca. También trajeron el tortor (torniquete que se aplica en los testículos para castrar caballos), y lo aplicaban en las sienes.
La Segunda Guerra Mundial sacó a flote toda la animalidad y la barbarie de los civilizados, cultos y educados alemanes, Como prueba una: el holocausto.
Trujillo practicó la tortura como buen discípulo de la ocupación de 1916 a 1924. Se inició en la policía en 1918, entrenado por los norteamericanos. La casa de torturas de la 40, es una de las mas desgarrantes partes de la historia política nacional.
Durante la guerra fría Estados Unidos mantuvo una escuela para militares latinoamericanos, en Panamá. Allí se enseñaban distintos tipos de torturas que incluían introducir una culebra por el sexo de las mujeres. Esa escuela fue cerrada hace pocos años.
En su tiempo, las denuncias del independentista puertorriqueño doctor Pedro Albizu Campos de que lo usaban como cobayo para probar el efecto de descargas nucleares en humanos, fue recibida como fruto de desvaríos de persona mantenida muchos años en la cárcel. Años después se comprobaron sus denuncias.
Hay una obra titulada Las torturas mentales de la CIA en la cual se detallan distintos tipos de torturas, usos y costumbres de torturadores.
Y no se trata de personas, sino de instituciones y países.
Por supuesto, Estados Unidos no es el único, en la Unión Soviética, en China, en Norcorea y en todas las dictaduras se emplea todo tipo de tortura.
Lamentablemente.
En Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, el otro día había denuncias inenarrables de torturas y asesinatos políticos.
No nos hagamos los sorprendidos, los recién enterados. La práctica es vieja y lo que se impone es rechazarla y condenarla, dondequiera que se presente.