La traducción de la novela de Junot Díaz

La traducción de la novela de Junot Díaz

Antes de entrar al capítulo I de “La breve y maravillosa vida de Óscar Wao”, en la primera novela de Junot Díaz (SD: Alfaguara, 2008), existe una suerte de introito, portal o prólogo sin título, precedido de dos epígrafes que funcionan como generadores del texto (glosario incluido).

Al menos en este introito, la teoría de la traducción que practica Achy Obejas es la de la fidelidad al texto original en inglés. Por seguir este juego, la fidelidad al original,  le pasará factura en múltiples ocasiones. Obejas no tiene por qué explicarnos su teoría de la traducción, sino que esta viene incluida en su traducción de la obra de Junot Díaz.

Por ejemplo, donde el narrador escribe: “They say it came first”, Obejas traduce: “Dicen que primero vino de África”. La frase reproduce la sintaxis del lenguaje coloquial, como habla la gente sin cultura lingüística. Pero resulta que ese primer párrafo de la novela en inglés y en español está en pleno registro escrito, pues el narrador se presenta y presenta su estrategia comunicativa, su relación con la historia.

Existe una falla en el orden de colocación del adverbio. En la especie, en español el adjetivo ordinal “primero”, en el contexto de la frase de la novela, posee un funcionamiento de adverbio, puesto que modifica al verbo “came”/“vino”. Además, en español usted no debe anteponer el adverbio, o el adjetivo, al verbo o al sustantivo si estos dos últimos poseen sílabas inferiores a los modificadores. La traducción sintácticamente funcional es “Dicen que vino primero de África”, porque sigue la frase canónica española. Aunque todavía no estamos en este introito en el ámbito del trabajo artístico del lenguaje, la fidelidad al texto acaba de cobrar su primera deuda.

La obra de Díaz profiere su primera amenaza de trabajo artístico del lenguaje en la página 4 del original, al iniciar su reparto de sonoridad rítmica a través del eterno juego de palabras [vocalismo en i] diseminado a través de la totalidad de la obra: “Which is why it’s important to remember fukú doesn’t always strike like lightning.” Frase poética, pues el sujeto escritor ha encadenado mediante paronomasia, un juego especular de íes que la traductora vacía con una frase chata: “Por eso es importante recordar que el fukú no siempre cae como un relámpago! (p. 19) ¿Cómo dar cuenta de todas estas íes inglesas en español si el discurso en ambas lenguas analiza de manera diferente la experiencia humana, en virtud de lo arbitrario del signo?

Un traductor y una traductora, si son poetas, no se quedan de brazos cruzados. Desecharán en primer lugar la imitación de las íes en español y resolverán el problema de otra manera: sintaxis, ritmo, sentido, perífrasis. Consciente o inconscientemente, Obejas trató de resolverlo con las aes acentuadas en español, sin imitar los acentos rítmicos de las íes inglesas. Recurrió a la memoria de los clichés de la versificación española, la cual no ignora. Le colocó acento  a imporÁnte/recordÁr/cÁe/ y relÁmpago.

En el primer párrafo de su traducción, Obejas se coloca en el registro oral y traduce “Condena” y “desgraciado”, léxico desafortunado para el registro escrito, ya que existen los vocablos “condenación” y “en la miseria”, o “en la pobreza”, si usted no desea dejar “miserable”, tal como figura en inglés en el texto original, ya que este término forma parte del “inglés que usted no sabe que sabe”, por provenir del latín y luego del español.

Error de traductores y de escritores es llamarles a las personas desgraciadas, ya que tal vocablo significa “desprovisto de gracia”, “sin gracia” (solo por recordar que el prefijo “des” significa “sin”). Lo que Obejas desea decir es “infortunado”, desprovisto del favor de los poderosos (reyes, reinas, cardenales, escribanos).

Otro yerro de Obejas como traductora radica en que, en el segundo párrafo, penúltima línea, elude lo que en el original en inglés es imposible de traducir culturalmente, como decía Meschonnic, porque el pronombre nosotros/as no tiene género, como en español, y la determinación del género la establece el contexto de quien se enuncia en el discurso inglés. Ella tradujo al español “pero todos nosotros somos sus hijos [de Santo Domingo], nos demos cuenta o no.”

¿Cómo traducir esa frase sin incurrir en una discriminación de género? No puede Obejas esgrimir el argumento de que en inglés es imposible determinar el género cuando el narrador dice: “but we are all of us its children, whether we know it or not.” (p. 2) ¿Cómo traducir “children”?, colectivo inglés que incluye a niños y niñas, pero en español “hijos” es masculino. “Todos somos sus hijos e hijas”? Obejas debió pensar en el término “criaturas”.

En la obra en  inglés, el narrador es un sujeto masculino omnisciente. Él es el amo del discurso. A través de él, todos los personajes tienen acceso al discurso, sea directo, indirecto o libre. Cuando el narrador dice en inglés “todos nosotros”, posiblemente cree que incluye a las mujeres. Pero no es así, la gramática machista nos enseñó eso hasta hace poco. Algunos desean justificar este yerro que nos disminuye al género humano. Por eso Obejas se convierte en reo de esta ideología machista al practicar su teoría de la traducción. Esta es inseparable de lo político, lo histórico y lo social.

Su deber ético como traductora es dar cuenta, como sea (perífrasis, etc.) de la no discriminación de género. Delito ideológico y ético en el que incurre, por primera vez, al traducir la última frase del primer párrafo: “Pronunciar su nombre [el del Almirante] en voz alta u oírlo es invitar a que la calamidad caiga sobre la cabeza de uno o uno de los suyos.” (15) Cacofónico.

¿Cómo traducir ‘cabeza de uno’, donde ‘uno’ es pronombre indefinido masculino? La fidelidad al original tiene sus consecuencias políticas. En el texto inglés no se plantea el problema de género porque tanto los varones como las hembras se identifican en la enunciación del pronombre “you”.

En español existen dos formas de no caer en la discriminación de género: traducir “que la calamidad caiga sobre tu cabeza o la de los tuyos”. En su defecto, “que la calamidad caiga sobre la cabeza de usted y los suyos”.

Incluso una tercera opción es posible: “que la calamidad caiga sobre su cabeza y la de los suyos”.

Una solución como “sobre la cabeza de uno o una y uno o una de los suyos hubiera resultado en un disparate lingüístico, aunque dé cuenta de la política de género.

El problema del léxico y su traducción sigue patente en el introito. Obejas no traduce ‘Ground Zero” en el primer párrafo, aunque en el segundo traduce “Kilometer Zero” por “Kilómetro Cero” en el segundo párrafo. Fidelidad al texto. “Punto Cero” debe ser lo más adecuado a “Ground”, si tomamos la referencia del Baluarte del Conde. No le cargo aquí la ideología de las mayúsculas y lo que esto significa. Más tarde, sí.

Obejas incurre en un error al traducir “La Española”, que en el original está, y deberá estar, por lógica, en todo el texto, escrito Hispaniola. La isla fue bautizada como Española por Colón. El artículo definido es cosecha ajena.

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