La tragedia griega

La tragedia griega

Parte II

En el artículo anterior, explicamos los posibles escenarios griegos consecuencia del referendo. En éste, hacemos la historia de cómo un país que, en 1981, tenía deuda y déficit controlados, terminó siendo el primer país desarrollado en incumplir sus obligaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), alcanzando un déficit fiscal que representó un 12.7% de sus ingresos en el 2009, hecho que nos lleva al análisis de las deficiencias del modelo europeo y el mal manejo del país heleno.

Es nuestra opinión (y la de muchos) que la Unión Europea fue cimentada sobre una idea malformada, propensa a la crisis. Los países de esta coalición decidieron adoptar el euro como moneda única, cuyo valor era, por lo general, considerablemente mayor al de sus contrapartes europeas en ese entonces. Como resultado de esta sobrevaloración, las economías más modestas perdieron competitividad, mientras que naciones como Alemania experimentaron un florecimiento de su sector exportador. Asimismo, al no pactar una unión política y fiscal, la eurozona se expuso a que sus miembros sacaran provecho de las primas riesgos reducidas que les permitían endeudarse fácilmente.

En este sistema se desarrolló la crisis. Grecia se endeudó de manera insostenible y, al no poder establecer su propia política monetaria, se vio a merced de la comunidad. Ante esta situación, Alemania y la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y el FMI) para proteger la unión y evitar el contagio de una posible salida griega, impusieron fuertes medidas a un país abatido, a cambio de rescates que luego serían incapaces de pagar. Eventualmente, la drástica austeridad resultó en una reducción de un 25% de su producto interno bruto (PIB) y tasas de desempleo astronómicas.

No obstante, las deficiencias del sistema se verían exacerbadas con las irresponsabilidades de Grecia. Al poder reunir capital pagando intereses minúsculos, el gobierno se dedicó al clientelismo y al despilfarro, y el pueblo, al consumismo, en lugar de incentivar la inversión e innovación. El salario del sector público aumentaba constantemente, ignorando factores como el rendimiento y la productividad. Se otorgaban bonos por motivos ridículos como la puntualidad. Y para rematar, muchos contaban con pensiones generosas a edades tempranas. En el 2012, hasta un 17.5% del PIB fue destinado a pensiones.

A lo expuesto, debemos agregarle las deficiencias en la cultura de trabajo y ética griega. Existían miles de personas asalariadas por empleos no desempeñados. En una carta a sus inversionistas, Kyle Bass, fundador de Hayman Capital Management, menciona a un hospital en Grecia, sin jardín, con 45 jardineros en nómina. Además, hay que señalar las ineficiencias en las recaudaciones de impuestos. Una investigación de Chicago Booth nos cuenta que trabajadores autónomos (el Banco Mundial afirma que un tercio de los griegos son autónomos) de hasta cinco sectores reportaron pagos a deudas que superaban el 100% de sus ingresos, una clara señal de evasión.

Para mantener la confianza de sus acreedores y evitar sospechas, el gobierno recurrió a una manipulación de sus finanzas. Peter Doukas, ex ministro del presupuesto, aseguró que en el 2004 el déficit oficial representaba un 1.5% del PIB. En realidad, era un 8,3%.

La situación descrita introdujo a Grecia en una espiral descendente donde la deuda se convirtió en regla para poder mantener apariencias, convirtiéndose así en un ejemplo perfecto de cómo un crecimiento abrupto, sostenido por endeudamiento masivo y consumo rampante, tiene consecuencias muy graves. Indudablemente, la Eurozona debe implementar cambios importantes, pues está enfrentada a cuatro crisis simultáneas: la griega, el embargo a Rusia (Ucrania), la potencial salida de Inglaterra de la Unión Europea y la migración masiva del medio oriente. El futuro de Grecia dependerá de drásticas medidas económicas, pero sobre todo, de un cambio profundo de su estilo de vida. Debemos tomar en cuenta que esta crisis ocurre en una economía global llena de incertidumbres y poseedora de un liderazgo político altamente fragmentado y débil, que pone en duda la permanencia de Grecia a mediano y largo plazo.

Investigador asociado: Iván Kim.

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