El jueves 8 de mayo, se cumple un mes de aquel día gris, tenebroso y traumático de la tragedia del Jet Set, donde cientos de dominicanos perdieron sus vidas y otros politraumatizados; a penas unos pocos lograron salir sin lesiones, pero afectados psicológica y emocionalmente.
El macro-trauma fue colectivo, afectó y produjo duelo y luto en familia, en la sociedad, en parejas y niños. El impacto y los traumas son severos, de largo alcance, con afecciones múltiples y de Intervención psicológica y psiquiátrica por meses o años.
Los macro-traumas son impactos psicoemocionales de gran intensidad que, afectan a varias personas, donde sus huellas y secuelas son de largo período, predominantemente afectan al cerebro: pensamientos, memoria, emociones y comportamientos.
La tragedia del Jet Set, el impacto y sus implicaciones, quedan almacenadas en las amígdalas cerebrales, en el hipocampo y la corteza prefrontal, donde algunas personas vulnerables por su condición biológica, psicológica o genética, serán más vulnerables que otras en superar, comprender o asimilar el trauma vivido. Aún con los años, cientos de personas sentirán ataque de angustia, depresión, ansiedad social y estrés-postraumático.
Esos trastornos psicológicos y psiquiátricos van a comprometer la funcionalidad, la adaptación y el bienestar social sedientos de personas. Donde cada uno reacciona a los macro-traumas de forma individual, partiendo del tipo de personalidad, la genética, su educación, su madurez, habilidad y agilidad en gerencial adversidades, crisis y tragedia de la vida.
Puedes leer: Claves para cuidar la salud mental en tragedia
En la medida que una persona no cuente con factores protectores psicosociales y emocionales, se le hace más difícil comprender, superar y construir la resiliencia social y personal, condiciones estas, que nos ayudan a manejar las adversidades, a cambiar y superar el dolor y darle nuevo sentido a la vida, enfocarse en lo positivo, volver a tener fé y esperanza para volver a empezar y conectar con la vida.
La resiliencia es adquirida, se trabaja, se construye, se aprende y se practica en lo personal y social, ya sea a través de la autoestima, la voluntad, la motivación, la solidaridad, el altruismo, la compasión y la gratitud, pero también, del perdón y de aprender a perdonarse uno mismo.
No existen sociedades y personas sin traumas, sin historias y sin pérdidas en sus vidas. Todos hemos vivido micro-traumas y macro-traumas en este viaje por la vida. El del Jet Set ha sido impactante, nos ha puesto a todos de rodillas y nos ha dejado conmovido y en luto.
Un mes después de la tragedia, debemos seguir acompañando a cientos de familias, parejas y niños en su dolor y en el sufrimiento. Los traumas que dejó esta tragedia van para largo, el costo psicoemocional, social y existencial hay que buscarle soluciones multifactoriales e interdisciplinarias.
Acompañar desde la salud mental, desde lo social y lo espiritual; ayudar a que cada quien se levante, construya sus propósitos, motivaciones y con nueva voluntad fortalecida. Como se dice en la resiliencia: “el hombre que se ha levantado es más significativo que aquel que nunca se ha caído” o sea, el que se levanta de la tragedia aprende a conocerse, se construye de nuevo, sale más fortalecido y con nuevos propósitos de vida.
El ser humano es adaptativo, flexible y dinámico, así se ha demostrado en todas las tragedias de la vida.