La tragedia y el
aniversario de enero

La tragedia y el <BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2010/02/899B1E7C-FC53-42AC-AF8A-9FA48EF83163.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=460 data-eio-rheight=299><noscript><img
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El martes 26 de enero celebramos el aniversario del nacimiento de nuestro Padre de la Patria. Están vivas en nuestra conciencia todas aquellas memorables sentencias que sembró, regó y abono con su sacrificio, permaneciendo casi inéditas, debido a que todas las generaciones dominicanas le han dado las espaldas a los esfuerzos de un hombre soñador y bien intencionado.

La cosecha de los valores, a casi 200 años del nacimiento del patricio, es magra y desalentadora. Los valores en el siglo XXI, que alguna vez existieron en el alma de los dominicanos, se han dislocado y transformado bajo la influencia malsana de otras sociedades. Sin embargo ha brotado una admirable e increíble solidaridad con la tragedia ocurrida en Haití.

EI 197 aniversario del natalicio del patricio Juan Pablo Duarte coincidió con otro notable hecho del pasado mes, como lo fue el terrible evento sísmico que el pasado día 12 aniquiló a Puerto Príncipe y a otras poblaciones haitianas, que todavía continúan conmocionadas.

El ambiente de la convivencia y de la paz social en el país se está enrareciendo a medida que la violencia nos arropa y las valiosas reservas morales se sienten acorraladas frente a la agresividad de los nuevos valores, copiados de lo que se vive en otros países desarrollados, cuya influencia inunda el ambiente social, llevando a promover una carrera loca para el disfrute de riquezas y eliminando las demás reservas de los valores.

Nos encontramos sumergidos en un agujero de la angustia, al ver a una Patria zozobrando ante el accionar de muchos de sus hijos, que han hecho del disfrute del poder un medio para corromperse y agredir en contra de los recursos nacionales, en una carrera loca que, sin tapujos, los lleva a cometer los actos dolorosos y vergonzantes de corrupción, avivados por la codicia del dinero mal habido.

Es necesario desempolvar todas aquellas sentencias duartianas, que asimiladas en su profundo contenido, podrían servir de freno para evitar el colapso de nuestra sociedad, máxime cuando la tragedia haitiana del pasado día 12 nos mueve a pensar que la caótica situación del vecino isleño se tornará muy difícil, por más dinero que se invierta en la reconstrucción y más esfuerzos políticos se lleven a cabo para enderezar el rumbo impreciso del accionar en las relaciones isleñas del pasado reciente.

Hay dominicanos estimulados por un afán de sacarle el máximo provecho a los recursos, sin detenerse a pensar del plan divino para el disfrute equitativo de los mismos que nos brinda la Tierra en sus formas más variadas. La solidaridad actual hacia Haití podría ser una acción espontánea de un pueblo, que aun sin conocer a fondo en todos los órdenes las máximas de nuestro patricio, lo harían sentir orgulloso de lo que ha ocurrido en el país en las pasadas tres semanas.

Esa solidaridad hacia Haití nos da señales de esperanzas, de que en un futuro se podría pensar que la Patria sería rescatada por sus hijos, que aun viviendo de espaldas a sus orígenes duartianos, queda algo cuando ha brotado esa abnegación para socorrer al pueblo vecino que hace décadas fue el Némesis de la incipiente nacionalidad, nacida de la tozudez de Duarte de crear una patria soberana y libre de toda potencia extranjera.

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