La transformación de Michelle Obama: de «mujer enfadada» a la «estrella del show»

La transformación de Michelle Obama: de «mujer enfadada» a la «estrella del show»

En 2008, ciertas afirmaciones controvertidas amenazaron con estropear la campaña presidencial de su esposo. Pero cuatro años más tarde, muchos consideran a Michelle Obama una estrella de la política.

La primera dama presentó en la noche del martes un apasionado discurso para apoyar a su esposo en su búsqueda de otro período de cuatro años en la Casa Blanca.

Al concluir la primera jornada de la Convención Nacional Demócrata, la señora Obama habló de la visión y los valores que han guiado a Barack Obama en su mandato.

Y su discurso la convirtió en «la estrella del show», como señala el corresponsal de la BBC en Washington Mark Mardell.

«Su popularidad está por los cielos, comparada con la de su esposo. Su discurso fue muy habilidoso y un contraste muy interesante con Ann Romney. El discurso de la primera dama, a diferencia del de la señora Romney, fue altamente político», agrega.

Transformación

La historia, sin embargo, fue muy diferente hace cuatro años.

Durante la campaña presidencial de 2008, Michelle Obama fue catalogada por sus críticos como una mujer enfadada, amargada y militante.

En un discurso en la campaña de Wisconsin, Michelle dijo a sus simpatizantes que «por primera vez en su vida adulta» se sentía orgullosa de Estados Unidos.

Ése fue un comentario que la persiguió durante la campaña.

“Fue representada como tremendamente antipatriótica y poco estadounidense», Mia Moody-Ramírez.

«Fue representada como tremendamente antipatriótica y poco estadounidense», dice Mia Moody-Ramírez, profesora de periodismo, relaciones públicas y nuevos medios de la Universidad de Baylor en Waco, Texas.

Pero después, en la Convención Demócrata en Denver, presentó un discurso en el que introdujo una nueva versión de Michelle Obama: la de una amorosa esposa, madre e hija.

Y eso transformó su imagen.

Desde entonces, Michelle Obama tuvo un papel prominente -uno que para muchos desviaba la atención- en la campaña de 2008, a pesar de su desagrado inicial por las ambiciones políticas de su esposo.

«Existe un patrón. En distintos puntos de sus vidas ella ha sido muy escéptica y vacilante para comprometerse en las carreras políticas, pero una vez que lo hace se vuelve la mayor promotora de su esposo», asegura Jodi Kantor, reportera de The New York Times y autora de «The Obamas».

En la campaña de 2008 Michelle se comprometió con toda la fuerza de su personalidad y profesión.

«La gente que la conoce afirma que es una persona naturalmente franca y convincente. Es una abogada educada en Harvard. Su tendencia fue salir y defender el caso de su esposo», dice Kantor.

Pero esto tuvo un efecto poco positivo en el público. En parte debido a que las esposas políticas normalmente desempeñan un papel menos prominente y en parte porque Michelle Obama estaba forjando un nuevo camino.

«Parte del problema son los estereotipos negativos sobre las mujeres afroamericanas, que las presentan como matriarcales, prepotentes y escandalosas», expresa Bonnie Dow, profesora asociada de comunicación en la Universidad de Vanderbilt.

Cuando se hizo claro que el estilo de la señora Obama tenía un impacto importante en la campaña de su esposo, el equipo de asesores se esforzó por modificar su imagen y transformarla de abogada tenaz a madre y esposa amorosa.

Proyectos maternales. Para la asunción presidencial en enero de 2009 Michelle se había convertido en el personaje favorito de los medios de comunicación.

Mientras los índices de popularidad de Barack Obama comenzaron a caer en sus primeros meses de gobierno, los de Michelle continuaron incrementándose.

“Hay que recordar la contradicción de que entre menos abiertamente política se vea una primera dama, más políticamente efectiva será», Jodi Kantor.

Ya convertida en primera dama adoptó proyectos con un enfoque maternal, que era el papel que habían favorecido las previas primeras damas.

«Todos los asuntos que aborda están vinculados con los niños y la familia. Ni siquiera se involucra ya en muchos asuntos que están específicamente vinculados a las mujeres pero no con la maternidad», dice Dow.

Allison Samuels, redactora de Newsweek y autora de «What Would Michelle Obama Do?» (¿Qué Haría Michelle Obama?) expresa que «una vez que entró a la Casa Blanca se dio cuenta de que todo se trataba de Barack Obama y que todo tenía que ser sobre él o de lo contrario habría problemas».

«Se centró en asuntos que no la colocaran en la vanguardia y que a él no lo eclipsaran».

Y ahora, en la nueva campaña presidencial, los Obama están repitiendo ese «acto en pareja».

En esta ocasión los demócratas esperan que Michelle Obama sea un arma poderosa en el arsenal de la reelección y no una desventaja que hay que controlar.

El discurso del martes fue clave para lograr convencer a los pocos y cruciales electores indecisos de que los planes de su esposo son los mejores para el país.

Y también tendrá que convencerlos de que su mensaje es más poderoso que el de su contraparte republicana, Ann Romney.

Sus críticos ponen de manifiesto los informes de que Michelle Obama gastó US$6.800 en una chaqueta cuando muchos estadounidenses tienen problemas para satisfacer sus necesidades diarias.

Ann Romney, que ha sufrido cáncer de mama y esclerosis múltiple, logró apelar de forma muy directa a muchas mujeres durante su discurso en la convención republicana la semana pasada.

Pero según Jodi Kantor, Michelle Obama es una de las figuras políticas más populares del país actualmente.

«Hay que recordar la contradicción de que entre menos abiertamente política se vea una primera dama, más políticamente efectiva será».

Publicaciones Relacionadas

Más leídas