La Tremenda Corte

La Tremenda Corte

ROSARIO ESPINAL
El pueblo está en sintonía. Comienza una nueva serie de La Tremenda Corte. Producción dominicana. Buenas noches, señor juez. «¿De qué se trata el caso de hoy?» De unos señores que siendo funcionarios públicos malversaron fondos en diversas instituciones. «Llame, pues, inmediatamente a los implicados en ese corrupticidio». Enseguida, señor juez. «A ver, secretario, cuénteme lo que sucedió». Pues mire, señor juez: se sospecha que importantes líderes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) cometieron actos de corrupción mientras gobernaban del 2000 al 2004.

Ellos le han pedido al gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que muestre públicamente las auditorias realizadas, que den a conocer los expedientes de corrupción y que procedan legalmente contra los alegados culpables. «¿Cóooomo?» Sí, señor juez. Dicen los dirigentes perredeístas que si el gobierno del PLD no lo hace será cómplice de los alegados delitos cometidos por las pasadas autoridades. «Eso es muy cierto», exclama el señor juez.

Además, déjeme decirle, señor juez, que el pueblo en su mayoría ya emitió su veredicto sobre los asuntos en cuestión (Renove, rockash, Quirino, invernaderos, Baninter…) y espera ansioso el desenlace de los juicios, sobre todo después de tan inesperadas declaraciones de los dirigentes perredeístas. «Ah, pueblo suspicaz», exclama el señor juez.

Tal vez se hará justicia en esta ocasión, imagina la audiencia confundida por unos instantes. Ya es tiempo, caiga quien caiga. No hay que perder las esperanzas; no, no. Hasta los sospechosos piden juicios; no acuerdos de aposentos, ni pesquisas inesperadas, ni declaraciones acaloradas, ni expedientes engavetados. No, no, no. Piden revelación de informaciones y procesos judiciales. Quieren la ley aplicada a todos los sospechosos de corrupción: a los presentes, pasados y ausentes; a los locales y globales. «Se necesitarán muchos jueces para tantos juicios», exclama preocupado el señor juez.

Se estremecerá el país. Que tiemble la tierra. Pues hombre, grita Rudesindo, hablen con cuidado porque estamos en territorio sísmico. Que caigan las vacas sagradas, los bueyes, los gallos, las gallinas y demás especies animales que con dos o cuatro patas habitaron el pasado, el antepasado o cualquier otro gobierno de antaño. Muy risueño, Trespatines pregunta: «¿Y quiénes irán conmigo a la reja?»

Pero, señor juez, hay que acelerar la modernización penitenciaria, exclama Nananina. Se necesitan prisiones de una, dos, tres, cuatro y cinco estrellas. Mientras más estrellas, que más cerca estén de la zona costera del Este, con embarcaciones para la navegación por el Canal de la Mona. ¿Construir más prisiones? Eso no estaba contemplado en el presupuesto nacional. ¿Y el FMI? Habrá entonces que buscar más préstamos. ¿Y el metro?

Si alguien quería hacerse el chivo loco, el despistado o el olvidadizo, ya no será posible. El PRD pide justicia y sometimientos. Es el mayor reto que enfrenta el gobierno. Más complicado que la inflación, la devaluación, la renegociación, el déficit fiscal, el cuasi-fiscal, la extinción de los hospitales, el aumento de la gasolina o la invención de la luz. Ya no hay excusas para no actuar. El temor, el pudor, la beneficencia, la prudencia y la imprudencia son argumentos descalificados para justificar la inacción gubernamental. Porque, señor juez, hasta los mismos sospechosos piden justicia.

Fabuloso. El PRD ha terminado con el cuco de la ingobernabilidad; obstáculo alegado para no perseguir a los sospechosos de malversación y corrupción. Ya no podrán molestarse si se cumple la ley. No podrán ser bocones, malcriados ni revoltosos. No, no, no. Deberán cooperar con la justicia para poder algún día soñar con volver cuatro años más.

Ya no hay que temerle a las insurrecciones congresionales, a los chantajes políticos, al amagar y no dar. No, no, no. De ahora en adelante el Ministerio Público podrá proceder con toda la autoridad que le confiere la ley. Los jueces podrán ser imparciales y actuar con estricto apego a la Constitución y al Código Procesal Penal. Ya no será pecaminoso ni escandaloso citar a un funcionario o ex funcionario a declarar. No habrá cacería de brujas ni burbujas.

Es la mejor contribución que podía hacer el PRD a la democracia dominicana en este glorioso período. Por eso hay que tomarles muy en serio las palabras y castigar a los corruptos.

Será una Tremenda Corte con audiencia nacional e internacional. Podrá ser patentizada para su exportación a toda América Latina y el mundo. Reportará muchas divisas al país por derecho de autor. El dinero podrá utilizarse para capitalizar al Banco Central, comprar autobuses modernos, sacar el rockash, desmantelar las redes del narcotráfico, invertir en la educación, rehabilitar los hospitales, construir cárceles, mejorar la competitividad, y hasta para financiar el metro, la isla artificial y otros costosos antojos.

Señores magistrados, adelante con esta magna tarea. PLD, ¿e’pa’lante? Es la gran oportunidad de pasar a la historia con grandes glorias. Trespatines, a la reja. Nananina, aquí como to’los días.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas