La Trienal: creación y denuncia

La Trienal: creación y denuncia

Las obras  presentadas en la Primera Trienal del Caribe de Santo Domingo 2010, dedicada al “arte y medioambiente”, que se celebra desde el mes de septiembre hasta octubre en el Museo de Arte Moderno y en otros espacios de la ciudad, ofrecen  en su  conjunto  una lectura contemporánea  de  la  región  que permite   reflexionar  sobre la  relación  del  ser  humano frente  a  su  entorno  físico  y  emocional.

La exposición  colectiva  facilita una  visión  metafórica  del Caribe con  profundos  matices  signográficos. Entre conciencia, denuncia  y acción, el  conjunto de los  artistas convocados y presentados  manifiestan un compromiso auténtico entre la imagen del creador  y la realidad del entorno existencial.

Estamos frente  a  una sensibilización de la degradación del medio  ambiente y del impacto de la acción  del ser  humano sobre los  ecosistemas.

Los artistas del Caribe articulan  gracias  a su  talento  y su sensibilidad  los  ejes  que se  relacionan entre  creatividad  y emotividad, destacando con talento y compromiso una  propuesta de  salvación .

Finalizando la década del 80,  Tony  Capellán  advirtió  en sus  obras los  peligros  del mar  y de las  migraciones  marítimas clandestinas, conocemos que  hoy  los “boats  peoples” siguen  navegando y  corriendo ante los  peligros  de un horizonte  amenazante y que propicia las  muertes y devuelve a tierra náufragos, muchos de estos con lecciones permanentes como el  joven del conmovedor reportaje del programa  Nuria Piera (que  se le congelaron y pudrieron las  piernas, en un barco con destino a Canadá)

Basta con  leer las  noticias para enterarse  de los  fúnebres  viajes en yolas  y  balsas, o bien, rentar de nuevo “Un pasaje de ida” del cineasta y director de cine dominicano Agliberto Meléndez, laureada hace unos 25 o más años en los grandes festivales de cine internacionales. Por tal razón, volver  a analizar y ver  esta instalación  que  conocemos desde hace varios  años,  y  que  hemos  visto expuesta  en  diversas  convocatorias, tiene  el mérito  de confirmar y  denunciar  una situación todavía  tan vigente  y tan  cruel  que le transfiere  a la obra un  carácter de urgencia insistente  y  permanente.

“Mar Caribe”,  del artista conceptual Tony Capellán,  ha sido  una instalación  precursora  del arte  contemporáneo, en sus expresiones  conceptuales  por el  medio de la instalación que  utiliza  los recursos de recuperación  de  fuerte contenido antropológico  y social como lo  son  las  chancletas , también conocidas como calypsos,  y las  púas. El conjunto de  colores logrados  en la  composición del verde  al  azul añade  a la  conciencia una  emoción  poética  frente al drama. El mar  sigue  siendo para todo el Caribe un  elemento metafórico  y real  que  plantea  desde  el Descubrimiento  y  la  Colonización,  referencias  históricas  y dramáticas  en el proceso de  construcción  de las  sociedades  caribeñas.

“En  tu piel”  de Miguelina Rivera, joven artista de la diáspora europea, fue premiada con esta obra en la que el cuerpo femenino está tratado como  un andamio de hilos de  metal que constituyen  un maniquí  cuya  representación se refiere  directamente  a una  jaula  con cuerpo  de mujer atrapada, cuya respiración  y vida se visualizan por  una  pareja de periquitos.

El  cuerpo  y  la mujer son  referentes insoslayables  de las  nuevas  generaciones artísticas  en toda la región. Miguelina  Rivera logra  en esta obra sintetizar  técnicamente   con recursos bien escogidos  la relación cuerpo- sentimiento, evocando la condición humana de la  mujer enjaulada y encarcelada en el destino  de un cuerpo  encofrado, metalizado  y brindado al dolor y a la prostitución.

La presencia de la pareja  de los periquitos señala la contención de sueños y amor. La  artista  ha logrado invocar una  situación que  concierne el género  femenino con una sutileza  de recursos  técnicos  que supo economizar  para hacer la metáfora  más  intensa  y la emoción más  viva.

Hemos también encontrado una fuerte  presencia de la región Caribe, en el que un artista holandés que nos ha sorprendido por la calidad  del conjunto de todos  sus  exponentes y que nos advierten de dos  direcciones fundamentales el contexto del hábitat, y la descomposición del entorno existencial. Una de las  obras  expuestas en la primera planta del Museo, ofrece  una situación interactiva de un campesino estrechado  en su ranchito. sentado en un sanitario, oyendo los  primeros  cantos del  gallo. Aquí, es obvio, que  le denuncia de las  condiciones de vida entre insalubridad  y escatología ponen en evidencia la condición  humana del campesino  sin  tierra y sin trabajo, rodeado por un medio  ambiente  hostil  y trágico.

Esta instalación  evoca el desamparo de tantas vidas  humanas  desperdiciadas y olvidadas. Los recursos técnicos  son frontales, directos, con referencias identificables para todos los caribeños y caribeñas; el sonido ofrece los  ruidos  del canto del gallo, el video evoca  las  tablas de madera recuperable para construir  el rancho enjuto.

Pepón  Osorio, gran artista conceptual puertoriqueño, residente en Nueva York, nos invita  a unas  imágenes compuestas desde “la otra  orilla”, es decir,  trabaja instalaciones que ponen en relieve la transculturación y la transformación de identidad caribeña resaltada  desde la otra orilla a través de una parejita de mellizas meciéndose en un columpio,  de unos  diez  a  doce  años; una blanca  y  otra  negra, cuya lectura se envuelva  en la metáfora del mestizaje  cultural y  social que les  queda por  construir a estas dos niñas, mientras  tanto,  envueltas en el juego y  el divertimento  de un parque de Nueva  York.

 Esta obra invita  a reflexionar  sobre  el destino  de los hijos de los y las caribeños  nacidos  en Estados Unidos a quienes les toca  reconstruir  su “caribeñeidad”, compuesta de nuevos  elementos  culturales que tendrán  que  fusionar  para construir su identidad  propia, sin renunciar a su raíces caribeñas.

El columpio y  los “baskets” son los  emblemas de  la transculturización. La obra  tiene un carácter “kitchs” que provoca  una  suerte  de autoreflexión  sobre la convivencia bi-cultural  que más  vale,  como en el caso que representan estas dos niñas, tomársela de juego…

Son muchos los ejemplos de obras  que en esta Primera Trienal Internacional del Caribe,  nos  permiten  construir una gran reflexión sobre  el Caribe.  Creemos que este evento es una oportunidad única  para que la  sociedad  se implique más en el arte y la cultura. Por tal razón, estamos apelando a los maestros y maestras, y a las entidades educativas;  pero también, a las  familias, quienes deben sentirse motivadas e invitadas a tomarse el tiempo  para recorrer  los tres  pisos o plantas del Museo de Arte Moderno, y apreciar la exposición, que contribuirá a dar a conocer, ampliar y compartir  una visión del Caribe.

La Trienal ha ofrecido una gran convocatoria de reflexiones sobre  la reilación del arte  y la sociedad, a través del medioambiente, tanto  a los artistas como los especialistas, y a los  jurados nacional y del extranjero  invitados, quienes  han respondido con profundidad que este tipo de evento y en especial este, ha unido al Caribe.

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