La trilogía patriótica

La trilogía patriótica

DIÓGENES VALDEZ
Guanuma, la primera novela de la mencionada trilogía (patriótica) tiene al tirano Pedro Santana, nuestro primer Presidente, como personaje secundario. Cementerio sin cruces, de Andrés Requena, es una buena novela de corte histórico y en ella su autor pone al desnudo los métodos represivos utilizados por Trujillo. Dos obras que tienen como escenario la dictadura de Ulises Heureaux son La ciudad romántica y La sangre.

En la primera el personaje principal, Miguel Perdomo, mata al poeta venezolano Eugenio Silva. Perdomo piensa que por su condición de colaborador del régimen tiene asegurada la impunidad, lo que constituye un grave error de cálculo, porque el dictador Heureaux (Lilís) no impide que sea ejecutado. Esta novela está fundamentada en un hecho real y naturalmente, los nombres de los personajes que sostienen la urdimbre narrativa están alterados, pero conservando las iniciales de sus nombres reales (… … y Eduardo Scanlan) sin embargo, el del dictador que dirigía los destinos de la nación en el momento del hecho, si se mantiene. En La sangre, el personaje se llama Antonio Portocarrero, y es un ser incapacitado para adaptarse a la forma de vida bajo un sistema dictatorial como el que presidía Lilís. La mañosa, de Juan Bosch cae también dentro de la categoría de El montero, ya que es una novela de época y de costumbres en la que el título de la obra proviene, de cuando “la maña” nacional era hacer revoluciones de ser (o parecer) autobiográfica, ya que los personajes que interactúan llevan el nombre de los familiares más cercanos del autor, con la excepción natural de la mula “la mañosa”, la que es claramente un símbolo.

Existe una versión dominicana, novelada, del genocidio de haitianos mandado a ejecutar por el tirano Trujillo, esa obra es El masacre se pasa a pie, y su autor, Freddy Prestol Castillo, conoció muy de cerca estos acontecimientos, ya que en el momento de ocurrir se encontraba desempeñando un cargo judicial en una de las ciudades más importantes de la frontera. También es posible señalar como novelas históricas, las de ambientes religioso de Marcio Veloz Maggiolo. Esta novela son Judas y El buen ladrón; además, del mismo autor, De abril en adelante, una larga y fascinante narración que tiene como escenario el Santo Domingo revuelto y confuso de la guerra civil de 1965 y la posterior invasión del territorio nacional por marines norteamericanos. En Biografía difusa de Sombra Castañeda, Marcio Veloz Maggiolo introduce la figura del dictador, pero éste es una figura multifacial, lo que lleva a la suposición que éste podría ser cualquiera de aquellos energúmenos que tanto han abundado dentro la fauna política latinoamericana. Otro, texto apasionante de carácter histórico es la novela Las devastaciones, de Carlos Esteban Deive, que tiene como asunto temático las despoblaciones del territorio norte de la isla, llevadas a cabo en tiempos de la colonia por el comendador Osorio.

En los últimos años una nueva generación de escritores y, algunos no tan nuevos, han encontrado en nuestra historia contemporánea un magnífico material novelable. Julia Alvarez, una dominicana radicada en Estados Unidos y que regularmente escribe en inglés, encontró en el martirologio de las hermanas Mirabal un excelente material para construir un apasionante texto novelesco que, inclusive fue llevado al cine de Hollywood, titulado En el tiempo de las mariposas. También escribió una novela titulada Salomé, acerca de la vida de nuestra gran poetisa Salomé Ureña. Manuel Salvador Gautier escribiría otra novela sobre el mismo personaje (Salomé Ureña) con el nombre de Serenata; además, una saga titulada Tiempo de Héroes, sobre la juventud que se sublevó en las montañas cuando fue derrocado el primer intento democrático después del ajusticiamiento de Trujillo. Esta tetralogía, aunque está fundamentada en un hecho histórico, las acciones que ocurren pueden considerarse como de pura ficción.

Viriato Sención escribiría una mordaz novela -Los que falsificaron la firma de Dios- que tiene como personaje central a un presidente de nombre Mario Ramos, perfectamente identificable con Joaquín Balaguer, quien para la fecha en que se publicó (1983), ejercía la primera magistratura de la nación. Las tinieblas del dictador, de Haffe Serulle, es otro texto novelesco que insinúa como personaje de la misma la figura de Joaquín Balaguer.

Con Bienvenida y la noche, el fenecido Manuel Rueda nos entregó un documento novelado de arrobadora belleza; en el que recoge las incidencias que culminaron con el que recoge las incidencias que culminaron con el matrimonio de Rafael L. Trujillo (cuando éste era tan sólo el jefe del Ejército) con la dama montecristeña Bienvenida Ricardo. Finalmente, Diógenes Valdez publicó una novela que en su primera edición se tituló Retrato de dinosaurios en la Era de Trujillo y en la segunda: Tartufo y las orquídeas, que era el título original que el autor tenía previsto. El ambiente es la dictadura de Trujillo y la temática, la confrontación real entre una conocida poetisa y la esposa del tirano.

Es posible que alguna obra importante se haya escapado al análisis de este trabajo, el que a pesar de su extensión, no es más que una visión personal (y talvez parcial) de las novelas que, tanto en América, pero de una manera muy especial en nuestro país, se han apoyado tanto en la historia secular, como en la más inmediata y contemporánea para ofrecer una visión de lo que ha sido nuestro acontecer como sociedad, y como seres humanos.

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