Hace 186 años, Juan Pablo Duarte y otros dominicanos, consolidaban la formación del grupo independentista La Trinitaria que tuvo la responsabilidad de liberar la nación dominicana de un yugo opresor que dominaba desde 1822.
La casa de doña Josefa Pérez de La Paz (Chepita), ubicada en la calle del Arquillo (hoy conocida como Arzobispo Nouel), desde el 16 de julio de 1838 fue el rinconcito de las esperanzas dónde se unieron los fundadores de La Trinitaria para tejer los hilos de la soberanía dominicana.
Se llamó Trinitaria porque fue una base de tres miembros donde cada uno tenía que buscar dos más que solo conociera el, esto con el objetivo de que en caso de una denuncia solo dos corrieran peligro y no el resto del grupo.
Los otros integrantes además de Duarte fueron: Juan Isidro Pérez, Juan Nepomuceno Ravelo, Félix María Ruiz, Benito González, Jacinto de la Concha, Pedro Alejandrino Pina, Felipe Alfau Bustamante y José María Serra, quienes se identificaron cada uno con un color que portaba un significado.
Todos sellaron la libertad dominicana bajo el juramento: “En nombre de la Santísima, Augustísima e Indivisible Trinidad de Dios Omnipotente, juro y prometo por mi honor y mi conciencia, en nombre de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes a la separación definitiva del gobierno haitiano y a implantar una república libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, la cual tendrá su pabellón tricolor en cuartos encarnados y azules atravesados por una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los trinitarios con las palabras sacramentales Dios, Patria y libertad. Así lo prometo ante Dios y el mundo, si lo hago, Dios me proteja, y de no, me lo tome en cuenta y mis consocios me castiguen el perjurio y la traición, si los vendo”.
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Esta cruz blanca que portaba la bandera en su centro, reflejaba el símbolo del cristianismo, es decir, la independencia no era solo política; era espiritual y cultural.
Trinidad en términos religiosos alude a tres personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que constituyen un solo Dios y el escudo actual del emblema tricolor que identifica a los quisqueyanos aún reza Dios, Patria y libertad como en sus inicios.