La  tuberculosis  infantil

La  tuberculosis  infantil

La tuberculosis, TB, es una enfermedad infecto-contagiosa persistente producida por la bacteria mycobacterium tuberculosis, descubierta por Robert Koch en 1882, que a los dos años la aisló y demostró su patogenicidad.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, OMS, 2/3 parte de la población mundial está infectada por dicha bacteria, anualmente  8-10 millones de TB activa y tres millones expiran, de mayoría adultos jóvenes y niños expuestos al contagio.

La OMS reconoce más de 500 mil niños enfermos cada año de TB y mueren unos 80 mil; tienen mayor riesgo los menores de tres años, los desnutridos severos y los inmuno-comprometidos.

La TB es transmitida de persona a persona por inhalación del aire de los bacilos emitidos a través de la tos, estornudo y el hablar de afectados; el contagio depende de la cantidad de bacilos en el aire. La fuente principal de contacto de cada niño afectado, es adulto de la familia con tuberculosis pulmonar.

La TB infantil es paciente, desde que nace hasta 14 años, al que se diagnostica tuberculosis y se prescribe un tratamiento contra la misma. Es diagnóstico difícil; ellos no transmiten la enfermedad, tos débil, poco contagiosos.

Es enfermedad muy descuidada, por el pobre acceso de los pobres a los servicios de salud y quienes los prestan no reconocen la sintomatología en este intervalo de edades « 0-14 años»; es sub-diagnosticada. Es epidemia escondida.

Hay diferencias en los criterios diagnósticos epidemiológico, clínico, inmunológico, radiológico y bacteriológico entre la TB de adulto y la infantil. Además  los «Criterios de Stegen y Toledo» como guía para diagnóstico de TB infantil; en niños muy pequeños es baja la valoración del puntaje establecido.

El criterio clínico es inespecífico, porque presenta alteraciones locales en pulmones y ganglios, derrame pleural. Pueden presentar tos, disminución de apetito, pérdida de peso, fiebre, decaimiento, sudoración nocturna, inflamación ganglionar, irritabilidad, somnolencia, cambio de conducta, ascitis, derrame pleural, signos meníngeos y hasta desviación de columna vertebral.

La prevención siempre será la vía: Vida sana e higiénica; identificación temprana del enfermo y curación rápida; buen programa de control de contactos  con los niños; cubrirse con pañuelo al toser, estornudar y hablar; en área afectada no tomar leche ni producto lácteo no pasteurizados. Vacunación con BCG a niños en primer mes de vida y a niños y jóvenes que vayan a pasar larga temporada en zona de incidencia; la BCG tiene eficacia grande en forma grave de la TB, como Meningitis, en niños menores de cuatro años.

En fin, la TB infantil es prevenible, mejorando su medio diagnóstico, armonizando los programas establecidos de control y así cumplir con los «objetivos de desarrollo del milenio» respecto a la TB, y con ello acercarnos a la meta del 2015.

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