La UASD avanza a  modalidad
de docencia semi presencial

<P>La UASD avanza a  modalidad<BR>de docencia semi presencial</P>

CARMEN MATOS
c.matos@hoy.com.do
El proceso se automatización en que se ha embarcado la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) tiene como norte la introducción de la modalidad de docencia semi presencial, como alternativa para hacer frente a la sobrepoblación estudiantil que supera los 171 mil alumnos, sin incluir a otros  5 mil que realizan estudios de postgrado.

En tal sentido, se implementó la inscripción y el reporte de notas electrónicas y se continúa avanzando en la instalación de la plataforma tecnológica, pero como explicó el rector, Franklin García Fermín, “se trata de un proceso largo que debe ir a un ritmo que garantice que cada paso se cumpla sin errores”.

A su juicio, “la universidad del futuro no tendrá aulas” y los educandos podrán mantener comunicación con el profesor y presentar sus reportes de clase sin necesidad de desplazarse. El mismo,  implicará un cambio cultural de  la comunidad universitaria que no puede ser violenta.

El vicerrector docente, Iván Grullón, dijo que es inminente que la universidad pierda la batalla ante la cantidad de sus alumnos, por lo que aseguró que las carreras se irán incluyendo paulatinamente, iniciando con las materias teóricas.

Las autoridades académicas, que asistieron al almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, aseguraron que en un futuro incluso las prácticas de laboratorio de biología y química se harán por Internet.

La plataforma tecnológica.   El asesor tecnológico de la universidad, Alvaro Belmar, consideró que en materia de calidad la modalidad semi presencial tiene algunas ventajas sobre la presencial en sentido que garantiza que los alumnos sean evaluados más justamente por  comunicación directa con el profesor.

Hasta el momento, indicó, sólo se ha instalado el 40% de la plataforma tecnológica, ya que está pendiente la parte de infraestructura que  incluye a las redes y equipos .

Los “Tecnológicos” y sus pareceres

 Luego  de que el rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Franklin García Fermín, vaticinara que en la universidad del futuro no habrá necesidad de aulas y que precisamente a esos destinos se dirige nuestra precaria Alma Máter, las opiniones encontradas entre los pseudo pesimistas y los más realistas no se hicieron esperar.

El primero en participar fue  el periodista Juan Bolívar Díaz, quien no pudo evitar citar el error que cometieron aquellos  que pensaron que  los medios impresos desaparecerían con la invención de la radio y que esta última llegaría a su fin con la llegada de la televisión.

“Ahora hay gente que cree que los periódicos se van  a morir por la aparición de los de Internet”, dijo.

Ante la pregunta de  hasta qué punto la desaparición de las aulas, de la pizarra y la tiza es una utopía, el vicerrector docente, Iván Grullón, viajó a los años en que existía la National School que ofrecía educación a distancia a través de documentos y  libros de texto.

Entonces llegó el tema inevitable de la desaparición de los libros en físico gracias a los formatos electrónicos. Sin embargo, como bien subrayó Grullón “los libros de texto nunca van a desaparecer porque aunque uno tenga un computador, cuando  se desplaza en un carro o está en la playa no es igual”.

A estas alturas,  el ingeniero Alvaro Belmar  planteó la posibilidad de que la educación a distancia llegue tan lejos que abarque a las prácticas de laboratorio  por Internet y citó el ambiente seguro que promueve ese tipo de práctica: “ya que   en las simulaciones de pruebas de química si hay errores se causa una explosión”, lo que no ocurre si se realizan  por vía electrónica.

Como previendo que la discusión no se pusiera aún más tecnológica y de repente el almuerzo se trasladara a la red, el director ejecutivo de este diario, Bienvenido Álvarez Vega, recordó que  la UASD todavía no tiene  un listado actualizado de los trabajos de tesis de grado y además  que persisten las precarias condiciones  de  los baños del recinto universitario y el suplicio que atraviesan los estudiantes  para inscribirse y seleccionar materias.