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Al inicio de la década de los años sesenta del pasado siglo 20, ocurrieron aquí una serie de crímenes ordenados por Trujillo y ejecutados por miembros de su servicio de inteligencia, como el asesinato de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, del cardiólogo Manuel Tejada Florentino, y de otros. Esos desmanes presagiaban que se acercaba el fin de la llamada Era de Trujillo. Mientras acontecían esas tragedias, enviados de los presidentes norteamericanos Dwight D. Eisenhower y John F. Kennedy, visitaban la República Dominicana con el encargo de convencer al Generalísimo Trujillo de la conveniencia de que éste abandonara el poder y de que, después de poner a buen reguardo su enorme fortuna, buscara refugio en Portugal o en Marruecos. Pero, los enviados yanquis no lograron convencer al dictador. Peor aún: Trujillo, sintiéndose abandonado por sus antiguos mentores estadounidenses, se mostró ante ellos muy dispuesto a establecer relaciones de amistad y acercamiento con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y con otros regímenes comunistas. Trujillo no lograba entender que los norteamericanos ya no lo consideraban como un aliado y que, por el contrario, estimaban que su permanencia en el poder por más años podría dar lugar a la ocurrencia aquí de una revolución como la que acababa de tener lugar en la Cuba. Trujillo perdió la oportunidad que le ofrecían los enviados yanquis de disfrutar de una vejez rodeados de comodidades y en paz con todo el mundo.
En enero de 1960, los servicios de inteligencia de Trujillo descubrieron el movimiento conspirativo contra su régimen más grande y de mayor arraigo: la Agrupación Patriótica 14 de Junio fundada por los doctores Manuel Aurelio Tavárez Justo, Manuel Tejada Florentino, las hermanas Mirabal y otros. Los miembros de esa agrupación que no lograron refugiarse en embajadas extranjeras fueron apresados y enviados a cárceles de mala muerte espacialmente construidas para encerrar en ellas a los enemigos políticos del régimen. En la página 277 de su libro “Historia de la UASD y de los Estudios Superiores” el historiador Franklin Franco describe la reacción del sátrapa a las actividades de esa Agrupación patriótica: “El carácter masivo de los apresamientos y las torturas bestiales que se aplicaron a los miembros del 14 de Junio, los asesinatos discriminados e indiscriminados, cometidos por la tiranía en aquellos días, tanto en las cárceles como en plena calle y carreteras, más la participación en esa conspiración de hijos y familiares de personalidades ligadas a ese régimen, permiten señalar que la dictadura en ese instante se encontraba desquiciada y en su etapa final”. Ese final tan esperado no tardó en llegar: El generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva, fue ajusticiado por un grupo de patriotas alrededor de las nueve horas de la noche del 30 de mayo de 1961, en el kilómetro 8 de la carretera Sánchez, mientras se dirigía a su finca de San Cristóbal.
Tal y como lo hemos expresado en anteriores entregas, las universidades, no existen en un vacío social, ni en un mundo de abstracciones. El ambiente que las rodean influya directa o indirectamente sobre las tareas y operaciones de las mismas y, en último extremo, determinan su importancia, alcance y viabilidad. El ajusticiamiento de Trujillo fue lo que, en última instancia, posibilitó la entrada en el siglo 20 de la Universidad Primada de América. Al efecto, no debemos pasar por alto la incidencia del hecho de que el pueblo dominicano y sus instituciones hayan logrado llevar a cabo una transición política tan rápida pasando de 31 años de autoritarismo represivo a una sociedad democrática que concede prioridad a la libertad individual y a la igualdad social.