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Los precedentes de los informes sobre el Sistema Dominicano de Educación Superior datan del año 2002 cuando los mismos se dieron a conocer a la luz pública por las autoridades del ramo a través de un Informe General resultado de los esfuerzos mancomunados del Instituto de Educación Superior para la América Latina y el Caribe (IESALC/UNESCO) y el Ministerio (entonces Secretaría de Estado) de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (SEESCYT). Era la época en que comenzaban a hacerse diagnósticos sobre el estado de la educación superior de determinados países, sin interconexión regional alguna antes de que surgiera la necesidad de realizarlos con el objetivo de difundir y dar a conocer sus resultados en todo el ámbito continental. En la actualidad, requerimos más debido a nuestras intenciones de “fortalecer el diálogo entre los diferentes actores del Sistema de Educación Superior, Ciencia y Tecnología en correspondencia con los avances en la internacionalización, los planes de desarrollo del país y las demandas de la sociedad global del conocimiento”.
El nombre de la UASD que más se corresponde con su historiosidad es el de Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo. Nunca nuestra Alma Máter fue bautizada con el nombre de Universidad de Santo Tomás de Aquino como figura en algunos textos de parte de autores que confunden el nombre del Estudio General de los religiosos dominicos del Real Convento de Santo Domingo con el de la Universidad que vino después, la que fundara el Papa Pablo Tercero con el nombre de Universitas Sancti Dominici (Universidad de Santo Domingo) mediante la Bula In Apostolatus Culmine que emitiera en Roma el 28 de octubre de 1538. ¿Universidad laica? No lo fue antes, ni tampoco después.
Como bien lo expresaran los autores del Informe sobre Educación Superior en la República Dominicana, nos referimos al publicado en el año 2003, durante la Primera Intervención Militar Norteamericana 1916-1924 se produjeron cambios significativos en la apodada Universidad de Santo Domingo, los cuales propiciaron un incremento en el número de estudiantes. En ese periodo desapareció la Facultad de Filosofía y Letras por no responder a los criterios utilitarios de los interventores yanquis ni a la concepción de la élite intelectual de la época. En lo jurídico, la relación de la Universidad con respecto al Estado dominicano alcanzó en esa época una nueva definición. En lugar de depender de la Secretaría de Estado de Justicia e Instrucción pública, por Ley contenida en una Orden Ejecutiva del gobierno interventor de 1918 pasó a formar parte del recién creado Consejo Nacional de Educación; organismo éste que poseía atribuciones normativas para designar los profesores y el rector de la Universidad más antigua del Nuevo Mundo.
El incremento de estudiantes matriculados dio paso a la formación, el primero de abril de 1928 de una agrupación llamada Asociación Nacional de Estudiantes Universitarios (ANEU). Entre los objetivos principales de dicha agrupación la realización de una universidad a tono con los principios de la Reforma de Córdoba. La ANEU sintió tempranamente en su seno la situación de terror que se vivió aquí desde el inicio de la llamada era de Trujillo, lo que fue causa de su pronta desaparición. Los principios de la Reforma de Córdoba pudieron ponerse aquí de manifiesto siete meses después del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina la noche del 30 de mayo de 1961.