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El Movimiento Renovador Universitario de 1965 surgió como resultante y como repuesta al agitado contexto político de la época y a una verdadera encrucijada en la que chocaban las ideas marxista leninista y social cristiana de la juventud dominicana con las conservadoras corrientes políticas surgidas de los acontecimientos que enmarcaron el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo la noche del 30 de mayo de 1961. Dicho Movimiento, además de representar la iniciativa que más ha contribuido a dar un perfil particular a la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo, es considerado como uno de los movimientos de reforma de la educación de mayor amplitud y profundidad de nuestra historia desde la impulsada por Eugenio Marías de Hostos a finales del siglo 19 hasta nuestros días. Producto de circunstancias históricas concretas, el Movimiento Renovador Universitario, a decir verdad, no consiguió transformar la Universidad Primada en el grado que las circunstancias exigían. Su accionar se centró más en la organización jurídica (autonomía, fuero, y cogobierno) y menos en lo referente a la estructura propiamente académica de la misma que continuó obedeciendo al viejo modelo napoleónico de facultades profesionales separadas. Parafraseando a Germán Arciniegas diríamos que después de 1966, la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo no fue lo que debió ser, pero, dejó de ser lo malo que había venido siendo desde la caída del gobierno de Horacio Vásquez al ascenso de Trujillo al poder.
Al final de la Guerra de Abril de 1965, flameando consignas antiimperialistas, los jóvenes universitarios de esa generación pusieron a relucir sus armas de rebeldía y renovación en una Universidad de corte colonial como la Primada. Compartieron sus ideales de reforma universitaria y lucha social con catedráticos de la talla de un Andrés María Aybar Nicolás, Rafael Kasse Acta, Hugo Tolentino Dipp, Tirso Mejía Ricart, Andrés y Francisco Avelino García, monseñor Roque Adames Ovalle, Jacobo Moquete, Aida Cartagena, Zoraida Suncar, Ivelisse Prats, Marcio Veloz Maggiolo, Daniel Cabrera Zorrilla, Abelardo Vicioso, Antonio Rosario, Aída Cartagena, Pedro Mir y otros.
El término acreditar significa, en el campo de la educación superior, dar fe pública de la calidad del trabajo universitario, ya sea un programa, una dependencia o la institución universitaria en su totalidad. Por lo regular dicho proceso es llevado a cabo por un organismo acreditado nacional o internacional, que emite un dictamen al respecto. En tanto que la certificación profesional es el proceso de seguimiento de los egresados de un programa o de una Universidad determinada mediante el cual se evalúan los aportes de los mismos al progreso y desarrollo de la sociedad a la cual pertenecen. A la luz de esos criterios, a continuación veamos el caso específico de los egresados de la UASD durante Movimiento Renovador: ¿Cuántos de esos mismos egresados han ocupado el honroso cargo de Presidente Constitucional de la República? ¿Cuántos han obtenido el codiciado galardón Premio Nacional de Literatura? ¿Cuánto han obtenido el Premio Nacional de Periodismo? De lo académicos Fundadores y Activos de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, ¿cuántos cursaron sus estudios profesionales en la UASD en tiempos del Movimiento Renovador? ¿Cuántos de la Academia Dominicana de la Historia? ¿Cuántos de la Academia de las Letras? Permítasenos aposentarnos en lo trivial, formulando una pregunta como ésta: ¿cuántas bellezas universitarias de la UASD han obtenido el galardón de reina mundial de belleza? Seguida de una más seria: ¿Cuántos profesionales egresados de la UASD sacrificaron sus vidas a muy temprana edad en defensa de la libertad y la justicia?