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La participación de la comunidad universitaria en los organismos de gobierno universitarios forma parte de la tradición. Ocurre desde la fundación de las primeras universidades a principios y mediados del Siglo XIII. Se trata de un modelo europeo trasplantado a América por Órdenes religiosas venidas al Nuevo Mundo a evangelizar a los nativos. En el sector privado, las autoridades de sus universidades son escogidas de manera diferente. Generalmente, sus juntas directivas son las encargadas de hacerlo.  

Hace unos días, participamos junto a otros colegas en un curso taller sobre evaluación y acreditación de universidades que se celebró en Asunción, Paraguay, auspiciado por la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL) y por la Red Internacional de Evaluadores (RIE). La Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción del país anfitrión  nos sirvió de laboratorio  para nuestras indagaciones. Nos sorprendió el hecho de que los estudiantes y catedráticos de esa prestigiosa universidad, privada y confesional, tuvieran algún grado de participación en la elección de sus autoridades.

Hechos que ocurren en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y  en universidades de todo el mundo, como éste que nos ocupa, son presentados aquí por los detractores de la Universidad estatal como acontecimientos propios de una institución como la UASD,  según ellos, en  “progresivo deterioro”. Pero, esos desaprensivos  se abstienen de señalar las debilidades de las instituciones de educación superior en las que laboran, conscientes de que si lo hacen son inmediatamente cancelados de la cátedra que ocupan.

En el ranking de la Agencia Internacional de Validación y Acreditación de Universidades (WEBOMETRIC)  que patrocina el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, figuran 20 mil universidades de todo el mundo. En ese ordenamiento la UASD ocupa el lugar no. 4732 entre las primeras 5000 universidades señaladas; y, el lugar no. 1 entre las ocho universidades dominicanas que figuran en ese ranking. La UASD es la institución de educación superior del país de más aportes a las labores de investigación científica. Así lo muestran los resultados de las asignaciones por concurso que lleva a cabo el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. Y qué decir de las labores desarrolladas por sus institutos de sismología y de investigaciones marinas, y de los aportes a la agroindustria del país de su Facultad de Ciencias Agronómicas y Veterinarias.   

Después de la caída de la dictadura trujillista, la Universidad de Santo Domingo cambió su modelo centralizado de gobierno universitario copiado del modelo napoleónico por uno mucho más descentralizado y diversificado, fundado en la doctrina de autonomía universitaria de Córdoba, hoy implícita en la Constitución  de la República, y desarrollada en la Ley 139-01 de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. La  Universidad Primada retomó la tradición de elegir sus autoridades mediante sufragios en los que participan catedráticos, estudiantes y empleados administrativos sin que, hasta hoy, se haya producido un solo accidental que lamentar.

Las elecciones para elegir las autoridades de las UASD son mucho más legítimas que las generales que se celebran en el país cada cuatro años; en éstas últimas, ejercen su derecho a elegir y ser elegido miles de ciudadanos que no saben ni leer ni escribir, y que no están en condiciones de entender un programa o una propuesta de gobierno.

La elección de nuevas autoridades de la UASD será en febrero de 2014. Los candidatos a cargos electivos ya comenzaron a dar a conocer sus proyectos. No es cierto, como afirman los detractores de la Universidad Primada, que esas actividades impidan o dificulten el normal desenvolvimiento de las labores docentes, de investigación y de extensión que lleva a cabo esa institución.