La UASD, la Era de Trujillo y el Movimiento Renovador

La UASD, la Era de Trujillo  y el Movimiento Renovador

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Las universidades que los conquistadores españoles fundaron en tierras americanas en la primera mitad del siglo XVI no podían ser más que un reflejo de la cultura ibérica de la época. Favorecidas por el extraordinario desarrollo de las letras y de las artes españolas y muy afectadas por la situación en que quedó la Madre Patria a raíz de su marginación de la revolución industrial, esas altas casas de estudios vivieron ocupadas en asuntos que poco o nada tenían ver con el bienestar de los miembros de sus respectivas comunidades. Eran universidades de teólogos y de engolados doctores en las que los métodos científicos y experimentales no contaban, y en las que la prevalecía la obsesión por la imagen de Dios Todopoderoso.
Después de las guerras independentistas, los líderes de las repúblicas hispanoamericanas procedieron a sustituir el modelo de universidad colonial por un esquema importado, el de la universidad francesa, ideado por Napoleón Bonaparte. Como lo expresara el destacado ensayista y escritor nicaragüense Carlos Tünnermann. “Esa adopción, producto de circunstancias socioeconómicas y políticas muy distintas a las nacientes sociedades latinoamericanas no podían redundar sino en perjuicio para el progreso y la cultura en estas latitudes. Durante los largos siglos coloniales y en la primera centuria de las repúblicas hispanoamericanas, las universidades del llamado Nuevo Mundo no hicieron más que responder a los intereses de las clases dominantes, dueñas del poder político y económico, y por lo mismo, de las propias universidades”.
La Reforma Universitaria de Córdoba de 1918 fue el primer cuestionamiento importante entre una sociedad (la latinoamericana) que comenzaba a experimentar cambios de su composición interna y unas universidades (las coloniales transformadas en napoleónicas) enquistadas en esquemas obsoletos. Dicho proceso tuvo especial significación para el continente americano puesto que señaló el momento de su ingreso en el siglo XX. El Movimiento Universitario de Córdoba se constituyó en la mayor escuela ideológica para los sectores avanzados de la pequeña burguesía, y en un gran espacio de reclutamiento de las contra élites que enfrentaron a las oligarquías tradicionales. De esa gloriosa asonada surgió la mayoría de los grandes líderes hispanoamericanos.
La dictadura trujillista impidió que los vientos de Córdoba soplaran aquí, lo que trajo como consecuencia, entre otros males, que nuestro sistema de instrucción pública, en lo que a educación superior se refiere, permaneciera enclavado en el siglo 19 hasta el final de la llamada “era de Trujillo”
La Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo, Primada de América pasó por etapas de sucesivas clausuras y reaperturas, según los vaivenes de la política y el triunfo momentáneo de las facciones conservadoras o liberales: Después de la firma del Tratado de Basilea, de 1795, por el cual se cedió a Francia la parte española de la isla de Santo Domingo, la Universidad Primada de América cerró sus puertas por primera vez en sus más de dos siglos de existencia. En 1814, realizada la reconquista de la parte española de la Isla de Santo Domingo, es restablecida la Universidad de Santo Domingo, esa vez bajo el rectorado del doctor José Núñez de Cáceres. En 1821, nuevamente se cierra la Universidad Primada por obra o a causa de la dominación haitiana iniciada el 22 de febrero de 1822. En junio de 1859, el presidente Pedro Santana promulga la ley que restablece la antigua Universidad de Santo Domingo. Pero, dicha ley nunca llegó a ejecutarse, permaneciendo cerrada la Universidad hasta noviembre del año 1914 cuando por Decreto del Gobierno Provisional del presidente Ramón Báez se declara el Instituto Profesional oficialmente trasformado y constituido en Universidad de Santo Domingo atendiendo así “a una justa y noble aspiración del pueblo dominicano”.

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