La UASD, las elecciones y los ranking

La UASD, las elecciones y los ranking

Si alguien duda de que la educación superior es universal y global, basta ver el interés que despertó la  publicación del ranking mundial de las Universidades: son como las Olimpiadas entre  Universidades del mundo. Éste consiste en un listado  de instituciones  universitarias, evaluadas de acuerdo a un conjunto de indicadores en orden descendente: de la mejor a la peor. Sin sorpresa, las primeras cuatrocientas  Universidades del mundo se ubican en los países desarrollados, no son públicas, son privadas y muy caras.  Es un honor y privilegio ser profesor en esas Universidades.

Reconocemos que se utilizan indicadores esencialmente relacionados con las ciencias básicas o duras (matemáticas, química, biología, física en detrimento de las humanidades, artes y ciencias sociales), la calidad de los equipamientos (laboratorios y experimentaciones)  y la facilidad para ubicar en el mercado laboral sus egresados, premios nacionales e internacionales entre otros, lo que favorecen ciertas Universidades.

Encontramos las primeras universidades latinoamericanas en Brasil y México, lejos atrás. De esa situación se deriva el interminable  flujo de  cerebros e inteligencias  de un mundo al otro, siempre en la misma dirección,  alimentando así la desigual  relación Norte-Sur. Las relaciones inversas son de amor, de asistencia y ayudas. Esos ranking deben despertar reacciones, competencias, en todo caso, deben traducirse en acciones para los gobiernos, sino son vanos.

Mientras esa publicación sale, Andrés Oppenheimer diserta sobre educación y  la UASD, principal institución de educación superior pública,  está en proceso electivo. Grupos, clanes negocian, se reparten, ¿Qué importa Oppenheimer y la calidad educativa? La campaña electoral se caracteriza por la demagogia, pobres soliloquios, sin debates, ni criticidad, en medio de la indiferencia. Los candidatos a dirigir  la UASD proponen  “un poco más de lo mismo” como cada tres años. Pocos conocen, el “informe Richardson” publicado en 1977, donde se  diagnosticaba y proyectaba todos los problemas de la UASD. Hoy se han profundizado y diseminado,  en todos los centros regionales y aspectos de la vida universitaria. La institución se ha convertido en un ghetto improductivo, sin investigación, sin conexión con la sociedad, con grupos que han hecho de ella la mejor incubadora para producir políticos y reproducir el sistema que necesitan y esteriliza el pensamiento crítico. De ella salen todos, en ella han aprendido todo lo que saben y hacen, además de sus conocimientos científicos. ¿En qué ranking está la UASD? ¡A quién le importa eso!

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