La UASD necesita una renovación

La UASD necesita una renovación

La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) ha crecido mucho en tamaño, pero su estructura administrativa no ha progresado a tono con ese crecimiento. Por esa causa, padece una especie de gigantismo que la ha mantenido virtualmente anclada en los estándares de décadas atrás. Como academia del pueblo, se acoge al criterio de que todos los bachilleres tienen derecho a ingresar y permanecer. El cedazo para el ingreso tiene grandes fisuras y la baja estudiantil es impracticable.

Sigue teniendo alto nivel de calidad académica, pero luce rezagada en la oferta de carreras necesarias para lidiar con las tecnologías más modernas y que han generado una demanda importante de recursos humanos calificados. También es lamentable que en el pasado la universidad estatal ponía más énfasis que ahora en cuanto al desarrollo de investigaciones que tuvieran como objetivo hacer propuestas renovadoras para la competitividad del país.

Las nuevas autoridades, con el doctor Iván Grullón a la cabeza en su calidad de rector, deberían plantearse el reto de iniciar en la UASD el proceso de evaluación y actualización que la academia requiere. El Estado necesita que su academia aporte más y mejores propuestas para que el país pueda afrontar los retos de mejorar la competitividad y la innovación, como motores de desarrollo económico y social.

COMO HA DEBIDO  SER SIEMPRE

Debe ser altamente frustratorio para policías de vocación -que los hay- ver que para ascender solo necesitan tráfico de influencias o la mera compra de un grado, y que se puede subir sin necesidad de someterse a un proceso serio de calificación. Esa, que ha sido una amarga tradición en la Policía Nacional, parece condenada a desaparecer, para que los ascensos beneficien a los que tengan los méritos necesarios.

El mayor general Manuel Castro Castillo, jefe de la Policía, ha comprometido su palabra en solo favorecer con promociones a quienes llenen los requisitos de la ley orgánica, sin necesidad de tráfico de influencias y otras prácticas censurables. Se trata de una decisión importante para la institución, porque además de ser justiciera, puede lograr levantar la moral de aquellos policías que han quedado rezagados por no contar con el poder de las influencias o medios para comprar rangos.

 

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