La Uasd o esa historia que no puede tolerarse

La Uasd o esa historia que no puede tolerarse

El martes pasado la jornada fue intensa. Mucha gente se encontró, de repente, en medio del caos. La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) nueva vez se convirtió en una batalla campal.

Piedras y bombas lacrimógenas obligaron a desviar el tránsito y a suspender la docencia. ¿El reclamo? La tardanza en la entrega de las aulas de la Facultad de Humanidades (paradójicamente ese día se publicó una nota del rector explicando que el viernes entregarán 13 aulas), el aumento de la inscripción del anteproyecto de tesis y el derecho a residencia (cobro que se dispuso en el 2006 y ahora se comenzó a hacer), los problemas con la plataforma de inscripción y la mala calidad de la comida que se sirve en el comedor.

Razonables o no, no hay reclamo alguno que valide el método de protesta: no puede permitirse que la UASD vuelva a ser escenario de reyertas. Recordemos que en la última, el 8 de noviembre del 2012, murió el estudiante William Florián Ramírez, quien apenas tenía 21 años.

Tanto las autoridades como los estudiantes de la academia estatal tienen que sentarse a dialogar porque no es posible que volvamos a los tiempos en los que la UASD era sinónimo de perder el tiempo.

La universidad siempre tiene muchas cosas pendientes. El tema tecnológico es, desde hace tiempo, uno de ellos. ¿Es que nunca piensan solucionarlo? Cada inicio de semestre las denuncias son bastante reiteradas. ¿Por qué no se programan con tiempo suficiente? La UASD debe reorganizarse. Mientras impere el desorden allí, todo será mucho más complicado.

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