El Movimiento Renovador de la UASD fue la única conquista cierta del pueblo dominicano tras la contrarrevolución que impuso la violencia imperialista norteamericana que aplastó la revolución democrática del 1965. A ésta se añade el repudio generalizado a los golpes de estado militares.
Las conquistas que alcanzó la UASD, gracias a su Movimiento Renovador, hizo notables aportes académicos y políticos, particularmente durante sus primeros 10 años, los cuales produjeron cuatro grandes realizaciones: democratización, diversificación, departamentalización y descentralización, además de una formación integral básica.
Tales avances trajeron sin embargo dificultades, por la masificación, la escasez de recursos, y una excesiva influencia de los dirigentes estudiantiles, que se tradujeron en reducción de la calidad de la enseñanza y la anulación en la práctica del Reglamento de Baja Estudiantil.
Esa situación generó una reacción profesoral que logró reducir la representación estudiantil, del 33% a solo el 5%, lo que a su vez trajo consigo la creación de clanes profesorales de rectores, ex rectores y directivos que ahora controlan las decisiones en su favor, fomentando el amiguismo, los amarres partidistas, la manipulación de los concursos de ingreso y los postgrados para auto promoverse, logrando parasitar la institución con posiciones inútiles “asesorías”, “incentivos” y “compensaciones”; mientras centralizan en la capital los nombramientos docentes para los centros regionales sin mayor calificación ni concursos, y se pagan viáticos por labores que pueden ser realizadas con personal residente, que los hace altamente deficientes. Hoy apenas hay deportes, extensión ni investigación. Muchos profesores tienen 70 estudiantes y 40 horas semanales de clases, lo que es una barbaridad. La UASD es ahora un verdadero desastre.
Ahora, muchos distinguidos dirigentes que han pasado por la UASD hacen planteamientos sobre cómo hacer revivir a la Universidad para sacarla de la postración en que se encuentra. Casi todos coinciden en que ésta necesita más fondos para recuperarse. En realidad, la universidad necesita más recursos; pero en las condiciones actuales más dinero cae en el barril sin fondo de la ineficiencia y corrupción.
Se requiere una voluntad de cambio, que debe comenzar con los estudiantes, quienes deben tener mayor representación, acaso de un 15% en los organismos de gobierno, que sean sobresalientes; que los profesores y empleados que ingresen tras concursos calificados, autoridades elegidas democráticamente, que sean verdaderamente académicos y solo la empleomanía que necesita la institución. En 1965 había el doble de empleados que profesores, 10 años después esa relación se invirtió, pero ahora se ha vuelto a la situación anterior, lo que es un absurdo burocratismo.
Los profesores, en cambio tienen que atender muchas veces a más de 75 estudiantes, frecuentemente sin aulas ni pupitres. Se recurre a la memorización y al uso de apuntes desgastados, de espaldas a la tecnología, que nada ofrecen en favor de la enseñanza, y no hay supervisión; de manera que cada quien hace lo que quiere…
Si el Movimiento Renovador tuvo la virtud de llevar a la UASD del XIX al siglo XX, un Segundo Movimiento Renovador debería impulsar esa institución hacia siglo XXI.
Debe organizarse una gran alianza de profesores, estudiantes y empleados conscientes, para que junto a nuevas autoridades enfrenten los retos de la ciencia y tecnología del siglo XXI: y se ofrezca la educación e investigación que merece la sociedad dominicana.