La UASD y la huelga

La UASD y la huelga

LUIS FCO. OVIEDO M.
Soy un egresado con los honores máximos de la UASD. Mi orgullo por haberme realizado en las aulas de la más vieja y polémica universidad del nuevo mundo y del país es algo que no cambio por nada. Todavía recuerdo con gran nostalgia esos tiempos universitarios, donde asistíamos en forma precaria por las condiciones económicas, políticas y sociales en que nos tocó vivir. Recuerdo todavía los malos ratos por los que pasamos en los fatídicos 12 años cuando estudiábamos una profesión que era la única puerta para ascender a una nueva vida en una familia que como la mía venía de un lugar del apartado Sur. Procedemos de una familia respetable y orgullosa que satisfacía con muchas limitaciones nuestras necesidades y que había cifrado sus esperanzas en la preparación de sus hijos en esa vieja universidad del pueblo..

El grupo al cual pertenecía nos tocó pasar nueve largos años en las aulas para lograr el título de Doctor en Medicina, carrera que se hacía en cinco, y aún recordamos cómo los semestres se convertían en 8, 9, 12 y hasta 18 meses por la intolerancia y los abusos a que nos sometió ese nefasto período, el cual veía comunismo hasta en su propia sopa. Eran tiempos en que la composición del país no permitía aprovechar el tiempo con otros menesteres, tanto por el aislamiento del país como por las limitaciones económicas particulares. En nuestro caso alternábamos estos períodos con la docencia pública en escuelas primarias y secundarias, a la cual le dedicamos algo del tiempo muerto en las aulas y al mismo tiempo nos ayudaba económicamente. Recordamos de esa época gratos momentos en las aulas donde verdaderos maestros con vocación se esmeraban en que aprovecháramos el tiempo y profesores tales como Félix Goico, Perdomo, Peralta, R. Andújar, Alba Ball, etc., se entregaban en cuerpo y alma al trabajo. Hoy, sin embargo es que apreciamos lo que en dinero y preparación significó esta pérdida de tiempo que lamentamos con creces y  es lo que quiero que quede en la mente de quienes tienen que ver con el manejo actual de la Universidad del Estado.

Hoy en día nos apena sobremanera la situación en la que ha caído nuevamente nuestra alma mater. Esta huelga de profesores, apoyados por empleados, es una injusticia y un abuso mayúsculo en contra de lo más pobres que no tienen dinero para pagar una educación carísima en los emporios universitarios, católicos y no, que se lucran con la miseria e ignorancia del pueblo. Es un abuso de las autoridades que no han sabido priorizar y que no se han metido en un régimen de austeridad, que es lo que debería prevalecer en esa institución y no vivir en un boato con gastos de representación exorbitantes y viajes sin control que compiten con los jerarcas del Palacio Nacional y de las instituciones públicas del Gobierno de turno. Es este ejemplo el que ha empujado a los profesores a exigir mayores salarios.

Es un abuso por supuesto también de los profesores, pues se conoce que la UASD es la universidad que mejor paga en relación a los otros negocios privados y allí no se protesta, y como la primera es la oficial, tampoco se es exigente con las faltas y las exigencias de los empleados, qué fácil…Es un abuso, pues aunque hay sin duda profesores meritorios y serios, un gran número de ellos ha accedido a los puestos por amiguismos y política, y por la preparación de “concursos”. De esto conocemos pues lo vivimos en carne propia una vez cuando quisimos entrar al staff de profesores y nos hicieron de todo.

Creemos que ha llegado la hora de exigirle a las autoridades que se inicie un programa serio de saneamiento que vaya desde el Rector hasta el último empleado en el escalafón donde se pague por calidad y preparación, entrega y producción y que se elimine todo lo que sea prebenda y favoritismo. Este es el deseo de todo el pueblo dominicano que como yo tienen cifradas las esperanzas en esa institución. Nuestra hija, cuya edad ronda los 14 años, espera tener el orgullo de salir graduada de esas aulas como su padre, sin el trauma y el fantasma de las huelgas, sobretodo si son injustas como la actual.

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