La UASD y la investigación científica

La UASD y la investigación científica

La Universidad Autónoma de Santo Domingo es la institución de educación superior del país de más aportes a las labores de investigación científica. Así lo muestran los resultados de las asignaciones por concurso de proyectos de investigación que anualmente lleva a cabo el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. Este año, el Fondo Nacional de Innovación Tecnológica (FONDOCyT) de esa dependencia estatal le asignó a la UASD doce proyectos; cinco a la PUCMM; tres  a la UCE y dos al INTEC.

No obstante sus logros, la Universidad estatal debe  de ampliar y consolidar sus espacios de investigación teórica y experimental, y continuar la  búsqueda de una articulación más pertinente entre su producción de conocimientos  y el aparato productivo del país. Para lograrlo, la UASD tiene  que vencer una serie de obstáculos. ¿A cuáles obstáculos nos estamos refiriendo? A las limitaciones en el desarrollo de sus niveles de postgrado; a las distorsiones observadas en los objetivos de apoyo a la investigación; a la escasez de equipos y de laboratorios de gran porte; y a la deficiente interconexión entre éstos. Son aspectos de una misma y compleja realidad que, en materia del quehacer científico, dificultan la aceleración de los procesos. 

El crecimiento constante en el dominio tecnológico plantea a los científicos de la UASD y de otras universidades del país el reto de abordar aquellas áreas consideradas las más estratégicas para el futuro desarrollo de la nación. Hoy, la misión de una universidad es mucho más compleja y variada que la que la sociedad le encomendaba en épocas pasadas. La universidad debe enseñar y llevar a cabo labores de investigación, tanto del máximo nivel y de aplicación no inmediata como de aplicación próxima.

Cuando nuestras instituciones de educación superior terminen de adaptarse a los sistemas de redes con múltiples actores involucrados, los rasgos de las mismas se definirán en función de cómo cada una de ellas resuelva el delicado equilibrio entre identidad y apertura.

Gracias a las grandes inversiones en educación superior de parte de los gobiernos, las poblaciones de científicos y especialistas de los países donde las mismas han tenido lugar crecen con extrema facilidad, de manera que se entiende como normal el que esas naciones dupliquen sus conocimientos y sus capacidades tecnológicas en periodos relativamente cortos. En la pasada década, los países industrializados invirtieron entre el 2.0% y el 3.5% de sus PIB en investigación y desarrollo. Aquí, a pesar de los aportes FONDOCyT, los recursos destinados a la investigación continúan teniendo poca significación  en el marco de las inmensas necesidades que deberíamos subsanar a muy corto plazo. Volveremos sobre el tema.

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