La UE ampliada

La UE ampliada

Señor director:

El 1 de mayo pasado ingresaron a la Unión Europea diez nuevos miembros, por lo que a partir de ahora este importante bloque político y económico cuenta en su seno con 25 países y representa a más de 450 millones de personas, convirtiéndose en el tercer grupo más poblado del mundo, luego de China e India. Este acontecimiento histórico sin precedentes supone una nueva era en el largo camino que recorre el viejo continente para lograr su unificación total bajo la sombrilla de un sistema federalista.

La ampliación le imprime a la UE un nuevo dinamismo y anuncia el comienzo de una verdadera supranacionalidad, es decir, un abandono de la soberanía nacional basada en la gestión del mercado único y del euro. Sin embargo, el leitmotiv de la Unión Europea consiste en crear un Estado al servicio de los grandes capitalistas europeos que hoy día cuentan con uno de los mercados internos más grande del planeta.

Es por ello, entre otras razones, que para los Estados Unidos la ampliación de la Unión Europea representa una amenaza a su hegemonía mundial. Gracias a la misma, pierden muchos aliados estratégicos en la región que ahora deberán alinearse con los principales países de Europa a los fines de garantizar a sus pueblos el disfrute pleno de derechos políticos, económicos y sociales que tan anheladamente han esperado y que se desprenden por la pertenencia a la Unión, como por ejemplo el privilegio de la libre circulación laboral a través del continente, del cual de todas formas no podrán beneficiarse hasta dentro de siete años.

Asimismo, estos nuevos Estados miembros deberán observar, también durante varios años y al pie de la letra, otras cláusulas de salvaguardia con las que se le podrían suspender aspectos claves de la política comunitaria si incurren en violaciones graves en materia de mercado único, seguridad, justicia, etc., por lo que países como Bulgaria, Lituania, Letonia y otros de Europa del Este que hoy integran la Unión Europea tendrán que analizar y revisar profundamente el apoyo que «incondicionalmente» brindaban a los norteamericanos en aspectos de política exterior, como la lucha contra el terrorismo.

A pesar de ello, es previsible que los Estados Unidos ejercerán algún tipo de presión sobre estos países para que, independientemente de las directrices comunitarias que se tracen, continúen trabajando conjuntamente y honren los compromisos establecidos en la agenda bilateral que se tiene con cada uno, los cuales sirvieron a su vez como condición sine qua non para que el Senado en Washington aprobara la ampliación de la OTAN, la organización militar regional a la que ingresaron hace poco dichos países patrocinados por la Casa Blanca.

Una de las posibles estrategias que utilizará los Estados Unidos será la de explotar los temores generalizados que para muchos europeos representa la ampliación a causa de lo que ellos vislumbran como una ola aplastante de mano de obra barata proveniente de los nuevos y empobrecidos miembros del Este que amenazará a los trabajadores en los países occidentales. De suceder lo anterior, las potencias de la Unión Europea aumentarían las restricciones en este y otros sentidos, por lo que los países de Europa oriental nueva vez tendrían que recurrir a sus aliados norteamericanos.

Probablemente los Estados Unidos tengan éxito, ya que para nadie es un secreto que Europa transita a dos velocidades: la de los 15 primeros miembros y la de los 10 nuevos y, en este sentido, tienen dos juegos de reglas, uno para los primeros y otro para los segundos.

Por otro lado, la ampliación de la Unión Europea, aunque no fortalece el euro inmediatamente, pues no se adopta en los nuevos países miembros hasta que cumplan determinados criterios económicos, como por ejemplo un elevado grado de estabilidad de precios, una situación presupuestaria sana, tipos de cambio estables, etc., no es menos cierto que ha ganado otra batalla frente al dólar puesto que Europa ha logrado presentar un proyecto político económico institucional consistente y legitimado, que es lo que valoran los mercados de capitales para brindar el espaldarazo necesario a una moneda que, aunque no se diga explícitamente, aspira a desplazar al dólar de la primacía mundial.

En conclusión, consideramos que con su ampliación la Unión Europea se ha anotado un tanto en el partido mundial que disputa con Estados Unidos y del cual todos somos espectadores.

Atentamente,

José Dantés Díaz

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