La unidad en el PRD es una urgente necesidad

La unidad en el PRD es una urgente necesidad

En  momentos en que el país   penetra en las cavidades más profundas de  su peor crisis económica, el pueblo comienza a padecer  los infortunios de una gran incertidumbre política debido a que el partido más votado en las pasadas elecciones se encuentra inhibido y con escaso margen de maniobra  para enfrentar la llamada reforma fiscal: parche político económico  impositivo destinado a tapar las travesuras desplegadas por el PLD con el fin de  quedarse en el poder sin oposición alguna y para beneplácito de su espacio clientelar.

 Esa es una verdad incuestionable. Lo sabemos los perredeístas,  el pueblo dominicano y los mismos peledeístas. No hay secreto porque es transparente.  Por eso no ha causado sorpresa los puntos de coincidencia entre las alocuciones de nuestro ex candidato presidencial Hipólito Mejía y la del presidente del partido Miguel Vargas. La diferencia se sitúa en el ámbito del enfoque, del plan estratégico y operativo  y la unidad de criterio para la puesta en acción.

 Lo anterior planteado nos lleva a señalar que todos los perredeístas conocemos  de sobras  el problema. El asunto, entonces se ubica, en la voluntad de concertar, de encontrar un mínimo de acuerdo que lleve al PRD, y desde luego a sus principales dirigentes,  a asumir la vanguardia de la defensa de los intereses populares. Sobre todo, ahora que la soberbia, por la falta de contrapoderes, ha llevado al gobierno a romper el diálogo con la sociedad civil sobre la denominada reforma fiscal.  El diagnóstico de ese proceder es sencillo: está jugando solo y, por lo tanto,  no respeta ni los sectores representativos de la sociedad civil ni mucho menos al PRD como principal fuerza opositora.

Ante circunstancias tan difíciles nos preguntamos qué hacer, cómo actuar, de qué manera. Entendemos que los que nos sentimos comprometidos con el pueblo, con el partido y con José Francisco Peña Gómez, nos corresponde tomar la iniciativa de llamar a los demás dirigentes y compañeros a reunirnos para iniciar el reforzamiento del partido en todos los órdenes. ¿Por qué no aprovechamos estos momentos en que se requiere orientar al pueblo sobre la crisis económica y el paquetazo fiscal para  establecer una serie de tareas que han de ser cumplidas, y de paso ir concitando la unidad?

 La unidad activa del partido concitará el respaldo del pueblo dominicano a sus lineamientos. Y eso no hay que dudarlo, pues históricamente ha sido el instrumento político que mejor ha  interpretado  sus necesidades, sus sentimientos y el que con mayor efectividad  los ha expresado. Esta es una oportunidad, como pocas, que se presentan en los procesos políticos para recomponer y cohesionar una organización.

 Recordemos que ninguno de los dirigentes del PRD tiene la fuerza para ganar sólo las elecciones del 2016. Pero, ojo,  cualquiera de ellos tiene la fuerza para hacer perder las mismas. Y esto es válido, no solamente para la candidatura presidencial del país. Hay que ponerle atención a las candidaturas congresuales y municipales. Consideramos que no hay más tiempo que perder, debemos iniciar todos los esfuerzos para buscar la armonía y la paz dentro de nuestras filas, de lo contrario, el mismo pueblo que históricamente nos ha apoyado, nos dará la espalda definitivamente.

 No juguemos el juego que quiere imponer el PLD de destruir al PRD para mantener la hegemonía desde el gobierno de un grupo de dirigentes que se han cogido el país para provecho propio. Tenemos que mantener vivo y fuerte al PRD como el partido de la esperanza nacional que lo ha demostrado en el pasado, al traer al país la democracia y la libertad que aún disfrutamos.  

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