Es habitual en el presente escuchar el reclamo de la unidad como una condición necesaria para afrontar y resolver los problemas que afectan a nuestra sociedad. Ello es así porque la experiencia ha demostrado el valor de la unidad a nivel familiar, grupal e institucional, para el logro de objetivos comunes. El desafío que se plantea es cómo lograr la unidad como práctica que cohesione y asegure el éxito deseado en los grupos sociales.

La unidad debería ser un movimiento natural orientado por nuestro origen divino “No puede existir duda alguna de que todos los pueblos del mundo, de cualquier raza o religión derivan su inspiración de una única Fuente celestial, y de que son los súbditos de un único Dios” como dice Bahá’u’lláh, la Manifestación de Dios para esta época.  En tal virtud, están presentes en los seres humanos los principios espirituales que llamamos valores humanos,  como son: el amor, la armonía, la solidaridad, la cooperación, la justicia, la equidad, la generosidad, la tolerancia y otros, que nos inclinan hacia la unidad.

Los procesos que se desarrollan en las distintas regiones del mundo, muestran una clara tendencia hacia la unidad. Así  también los problemas que surgen en cualquier nación o continente, con cierto nivel de gravedad, como es el caso de la actual epidemia del virus H1N1,  toman alcance global que obliga a enfrentarlo en unidad.   En efecto, la situación de  comunicación e interdependencia entre los pueblos de la tierra, confirma la aseveración de Bahá’u’lláh “La tierra es un sólo país y la humanidad sus ciudadanos”.

La preocupación de alcanzar la unidad en las distintas esferas de la sociedad tiene una respuesta: el acercamiento a Dios y la adquisición y práctica de valores espirituales.  Es lo que mandó Cristo “Amaos los unos a los otros”, que tiene vigencia en el presente y siempre.

Los graves problemas que aquejan a la mayoría de la raza humana demandan efectivas soluciones, la unidad es un paso efectivo como afirma Bahá’u’lláh. “El bienestar de la humanidad, su paz y  seguridad son inalcanzables, a menos que la unidad sea firmemente establecida”.