La utopía de la atención primaria

La utopía de la atención primaria

Se ha producido una gran alharaca con el proyecto de la atención primaria en salud que de repente se presenta como la “panacea” para el modelo sanitario dominicano. Sus auspiciadores olvidan que el proyecto original diseñado en 1978 en Alma-Ata, Kazajistán, donde se enunció la estrategia de salud para todos en el año 2000, devino en verdadero fracaso por la ausencia de voluntad política para su ejecución por parte de la mayoría de los gobiernos.

Hoy, treinta y cuatro años después estamos tan crudos en atención primaria como si fuese el 1978. A nivel local con la varita mágica de la demagogia se pretende “ejecutarlo” de modo compulsivo en los próximos meses. 

El suscrito es partidario de la atención primaria, pero de la verdadera, la estrategia ideal nos indica que el problema no es la enfermedad sino la salud, o sea preservar al hombre sano, los centros de atención primaria están llamados a desarrollar la promoción de la salud, donde deben acudir los ciudadanos no sólo cuando están enfermos, sino cada determinado tiempo para evaluar su condición de salud, sin necesariamente estar enfermo, se conserva su historial fisiológico o normal; por lo tanto en el momento oportuno es más fácil advertir cuando lo fisiológico puede estar degenerando en fisiopatológico o enfermedad, entonces se puede actuar para frustrar de modo precoz la incipiente patología en la propia unidad de atención o en un centro de referencia.

Quienes conocemos el proceso salud-enfermedad vernáculo sabemos que nuestra sociedad esta educada para asistir al médico solo cuando se presenta la enfermedad, la mayoría poblacional desconoce la trascendencia de los chequeos sanitarios preventivos.

Por ejemplo, en estos días hemos observado la algazara con un falso médico que se infiltró en la emergencia de un muy importante hospital; eso no es fortuito, puede ocurrir en la emergencia de cualquier hospital de alto nivel generalmente abarrotados de pacientes, lo que convierte a nuestras emergencias en avernos, porque la tradición es no asistir rápido a consultar ante el inicio de cualquier sintomatología para luego acudir huyendo a una emergencia, es una errónea tradición que viene de generación en generación; para superarla es necesario una ardua campaña de educación y persuasión.

Con una disposición compulsiva ese gran porcentaje de la población no se volcará a desarrollar ese necesario proceso de control del ciudadano sano o aparentemente sano, realmente no será posible. Con el agravante de que el diseño de esas entidades no es para prevenir sino para atender pacientes. Esos centros de atención primaria serán de atención de enfermedades como ha sido la tradición. ¿Acaso se ha iniciado una campaña para explicar a la población la trascendencia de los chequeos rutinarios de salud? ¿Acaso se trabaja en mejorar el entorno sanitario ambiental de la población?

En el pasado se desarrolló el programa de promotoras de salud (en principio se trataba de formarlas al estilo de los médicos descalzos en China) utilizando jóvenes de las diferentes comunidades entrenándolas para el seguimiento sanitario en su propio entorno aun en las más apartadas localidades del país; el programa sucumbió.

Para justificar su existencia este programa debía incorporar a sus tareas el seguimiento nutricional de los ciudadanos a su cargo y aquí tenemos enormes porcentajes de malnutrición; de igual modo el saneamiento ambiental sería un fracaso porque aquí predominan las enfermedades contagiosas por el consumo de agua y alimentos contaminados, por la acumulación de charcos de agua y basura que sirven a los vectores mosquitos, ratones, etc.

En realidad lo que se pretende es competir con ventaja en el ámbito del modelo médico hospitalario o de medicina curativa o terapéutica, lo preventivo que es la esencia de la atención primaria no les interesa,

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