La vacuna

La vacuna

El virus de la Fiebre Porcina (AH1N1) no es el problema, el problema es la vacuna. Eso piensa Mike Adams de la revista Natural News. Se quiere inocular a todo el mundo y, si a esto le añadimos el factor de los “coadyuvantes” (activadores químicos que elevan en 10% el potencial autoinmune de las vacunas) entonces nos encontramos ante una tragedia.

La recomendación es que nos vacunemos tres veces este año (la AH1N1 en dos etapas) y otra contra la gripe estacionaria anual. En el 1976, una sola dosis causó una parálisis colectiva. La bautizaron como el “síndrome de Gillian Barré, nombre del galeno que “descubrió” al virus, cuando en realidad debió de haberse llamado “síndrome tóxico producto de la vacuna”. Anteriormente se experimentó con otra vacuna que causó autismo entre los niños. Estas vacunas están relacionadas  con desórdenes neurológicos que afectan directamente al sistema nervioso central. Y lo peor es que los gobiernos eximen de responsabilidad a los emporios farmacéuticos que las fabrican.

Sus ganancias se basan en la cantidad de vacunas producidas, no en la calidad de las mismas.  En realidad la fiebre porcina no es más que un tipo de influenza cuyo mejor antídoto es la vitamina D y el  antibiótico natural conocido como  la plata coloidal. En otras palabras, que la mayoría de los afectados morirán por causa de las vacunas y no por causa de la Fiebre Porcina. Y esta no es la primera vez que esto sucede. De hecho, hay quienes están convencidos que esta cacareada pandemia, como todas las otras, no es más que otra crónica de una muerte anunciada: Control eugenésico poblacional.     

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