El Banco Central divulgó en su Página Abierta el día ocho del presente mes de julio, que el salario de los trabajadores formales es igual al de 1991, mientras que en 22 años la productividad escaló un 88.5%.

Puntualizó el BC que el salario mínimo en RD es de US$231 mil y el de México US$166, país que es rector de la maquila, es decir, las zonas francas industriales aprovechando la reducción de costos por acarreo terrestre, versus con China que tiene que atravesar el Océano Pacífico.

El BC ilustró al país que los ingresos del sector informal son superiores al formal, en proporción de l de más del doble del segundo de RD$2,44l.35 para el 2013, cuando la canasta básica de un hogar pobre supera los RD$14 mil mensual, para el quintil más pobre, y conforme a la Encuesta Nacional de Fuerza del Trabajo (ENFT), publicado el día primero de este mes.

Algo incomprensible es que el sector empresarial insista en contener el salario mínimo, cuando la apertura de salarios más altos implica mayor poder de consumo que sus beneficiarios no invertirán en compras por Internet, sino al sector productivo nacional. Elemental, pero obstinadamente cerrado.

Resulta paradojal que el salario mínimo en el calamitoso vecino haitiano es de US$238 mensual superior al nuestro de US$23l, conforme gráfica el BC publicada en HOY del día nueve del presente mes, siete dólares menos, referencia de lo que el BC compara peras con manzanas.

El Ministerio de Hacienda reveló que las excenciones fiscales que no son focalizadas a los trabajadores representan sacrificios al Estado por RD$l8l,455 .2 millones ó el 6.6% del PIB, conforme se aprecia en Listín Diario del día dos de este mes.

Advertencias y precisiones válidas de Héctor Valdez Albizu.