Aunque muy probablemente la Dirección de Migración volverá a negar que los haitianos en proceso de deportación que encierra en Haina permanecen en condiciones inhumanas, el que persista en no dejar a periodistas ver la situación de allí predomina tiene, al menos, los perfiles de una auto admisión de lo que se denuncia; a lo clásico de no exponerse a ojos extraños estando en falta. Lavar los trapos sucios con discreción.
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Una extrema opacidad de riesgos para el prestigio del país y el gobierno acusados de xenofobia contra los vecinos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Injusta y reiterada incriminación que en todo momento debe ser rechazada con los claros y contundentes argumentos jurídicos que sustentan las aplicaciones de repatriación. Transparentar los fundamentos de medidas encaminadas a preservar la integridad territorial de masivas presencias que contravienen el fuero nacional no necesita la ocultación de formas de aplicarlas si son correctas. Reservarse detalles importantes del proceso de hacer salir a inmigrantes irregulares es una de ellas. De esas que luego aparecen distorsionadoramente en expedientes contra la República; útiles a los autores sistemáticos de estas imputaciones.
Las autoridades dominicanas deben ser también cabales en su apego a normas de trato justo y sin prejuicios a todo ser humano que sería extrañado del territorio nacional teniendo de su lado la razón y el derecho.