La veda deja una rica experiencia

La veda deja una rica experiencia

La restricción de entrada impuesta por Estados Unidos a vegetales dominicanos, debido a la presencia de la mosca del Mediterráneo, dejó pérdidas por US$48 millones, pero también una rica experiencia de la que debemos sacar provecho. La plaga entró por Punta Cana, en un cargamento de productos en tránsito hacia otro país. De principio, aprendimos que debemos ser rigurosos y precisos en la aplicación de los controles fitosanitarios en puertos y aeropuertos.

Además, al forzarnos esa circunstancia a buscarle colocación en otros mercados a los productos vedados, aprendimos que es saludable no solo diversificar los nichos de destino, sino también mejorar nuestra productividad para abaratar costos de producción y compensar así los altos gastos por flete que hay que cubrir para llegar a ciertas regiones del mundo. Algunos países interesados en comprar nuestros productos plantearon esa dificultad.

La veda nos enseñó también que no podemos descuidar los controles sanitarios en las zonas de producción, para apuntalar la gran aceptación de nuestros productos de origen vegetal -en particular los orgánicos- en mercados de consumo muy exigentes. Podemos asumir que parte de los ingresos dejados de percibir por causa de la veda, ha sido una inversión necesaria para mejorar nuestras credenciales de calidad como país productor y suplidor.

Mal sazón en el alimento escolar

Por lo general, el alimento escolar lo suplen microempresas de finanzas muy estrechas, que asumen deudas para poder cumplir su compromiso con el sistema educativo. Pero cuando el Ministerio de Educación se atrasa en los pagos, añade al alimento escolar un mal sazón, que hace quedar mal a las pyme ante quienes les suplen los insumos. Por razones obvias, la descapitalización crea el riesgo de un descenso en la calidad del producto que ingieren los escolares.

Decenas de microempresas que abastecen de alimento las escuelas de San Juan estánal borde de la quiebra porque Educación tiene varios meses de atraso en el pago. A muchos ya les han cerrado el crédito los suplidores. Es un contrasentido que en medio de toda una política de apoyo a las pyme, un ministerio esté empujando a muchas de ellas a la bancarrota.

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