Mucho tardaron en reaccionar los seguidores del expresidente Leonel Fernández a la “campaña sucia” que lo vincula al narcotraficante Quirino Ernesto Paulino Castillo, de la que acusan al también expresidente Hipólito Mejía. Senadores y diputados leonelistas coincidieron en señalar que esa campaña sucia tiene el propósito de afectar la imagen, la credibilidad y el buen nombre del presidente del PLD, advirtiendo que este “no caerá en el lodo ni en la trampa inútil de sus opositores, porque su misión está muy clara: garantizar el éxito del gobierno del PLD y retener el poder en el año 2016…” Pero eso lo dijeron antes de que un hombre que se identificó como Paulino Castillo llamara ayer en la mañana a la Z-101, donde no solo reiteró que entregó a Fernández 200 millones de pesos para financiar su campaña sino que hizo nuevas revelaciones que, se correspondan o no con la verdad, han conmocionado al país, que no habla de otra cosa. Tan preocupados están los peledeístas por el impacto de esa participación en la opinión pública que ya se han levantado voces pidiendo al Comité Político que salga en defensa del expresidente, pero esa defensa, en las presentes circunstancias, solo tiene un valor simbólico, estrictamente político, pero no aporta nada a la búsqueda de la verdad, que es lo que importa. Quien llamó a la Z-101 y dijo que durante cuatro años entregó a Fernández maletines llenos de dinero, ¿es realmente quien dice ser? El ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, ha dicho que se está investigando la autenticidad de la llamada, pero de lejos se ve que habla mas como peledeísta a la defensiva que como funcionario, pues sin concluir esas investigaciones ya está adelantando que “esa no es la voz de Quirino”. Y es una lástima, porque los ciudadadanos tenemos derecho a saber si es verdad o es mentira que el político que aspira a gobernarnos otros cuatro años es un farsante sin escrúpulos al que no le importa recibir “ayudas” del narcotráfico.